MADRID, 19 (EUROPA PRESS)
La Sociedad Española de Neurología (SEN) ha mostrado su preocupación por la reciente decisión del comité asesor de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) que recomendó que lecanemab -el primer fármaco que ralentiza el avance del Alzheimer- no se aprobase en la Unión Europea por un balance riesgo-beneficio desfavorable.
Así lo ha manifestado la coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN, Raquel Sánchez, con motivo de la celebración del Día Mundial de la enfermedad de Alzheimer, que se celebra el 21 de septiembre.
“La no aprobación por parte de la EMA dejaría a los pacientes de la Unión Europea sin posibilidad de recibir estos fármacos, y colocaría a los centros europeos a la cola en la innovación e investigación en este campo”, ha afirmado Sánchez.
En este sentido, la SEN ha resaltado que en todo el mundo se está investigando más de 100 nuevos compuestos y, tras 20 años sin novedades, en el último año, en EEUU y en otros países como Reino Unido, Japón, China, Israel o Emiratos Árabes Unidos, se han aprobado ya fármacos, dirigidos contra la proteína amiloide que se acumula en el cerebro de los pacientes, que consiguen ralentizar el avance de esta patología en fases iniciales.
“Aunque estos medicamentos no permiten parar totalmente la progresión de la enfermedad y no están exentos de efectos secundarios, sí han demostrado un efecto clínico y suponen el inicio de una nueva etapa en el manejo de la enfermedad de Alzheimer”, ha indicado Sánchez.
Desde la SEN insisten en la necesidad de que este tipo de fármacos lleguen a Europa y recuerdan que la enfermedad de Alzheimer afecta en España a más de 800.000 personas, siendo la causa más común de demencia -es la responsable de entre el 50 y 70 por ciento de los casos totales de demencia-. Además, junto a otros tipos como la demencia vascular, la frontotemporal, o la de cuerpos de Lewy, afectan ya -al menos- a 1 de cada 10 personas mayores de 65 años y a un 33 por ciento de las mayores de 85 años. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 8 por ciento del total de defunciones que se produjeron en el año 2023 en España fueron debidas a las demencias.
“Las demencias en general, y a la enfermedad de Alzheimer en particular, tienen consecuencias devastadoras. No solo en cuanto a mortalidad, sino también en morbilidad y pérdida de calidad de vida, tanto para las personas que la padecen como para sus cuidadores. En todo el mundo, la enfermedad de Alzheimer supone el 12 por ciento del total de años vividos con discapacidad debido a una enfermedad. Además, cerca del 60 por ciento de los cuidadores presentan también morbilidades, principalmente psiquiátricas, como ansiedad o depresión, como consecuencia directa de la sobrecarga por el cuidado”, ha destacado Sánchez.
DIAGNÓSTICO TEMPRANO
Cada año se diagnostican en España unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer. En más de un 65 por ciento de los casos, en mujeres, y en un 90 por ciento, en personas mayores de 65 años. En todo caso, la SEN estima que el tiempo que discurre entre la aparición de los primeros síntomas la enfermedad y se obtiene un diagnóstico puede superar los 2 años. Por esa razón, y teniendo en cuenta que alrededor del 50 por ciento de los casos de Alzheimer no se diagnostican hasta que paciente ha desarrollado una fase moderada de la enfermedad, y que entre el 30 y el 50 por ciento de las personas que padecen algún tipo de demencia no llegan a ser diagnosticadas formalmente, existe aún un alto infradiagnóstico de esta enfermedad y, sobre todo, en los casos que aún son leves: en España la SEN estima que más del 50 por ciento de los casos que aún son leves están sin diagnosticar.
“Es crucial mejorar los tiempos de diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Cuanto antes se realice el diagnóstico, más pronto se podrán utilizar los tratamientos de los que disponemos actualmente. Pero también porque el diagnóstico en fases iniciales permite al enfermo participar en la toma de decisiones de manera activa, y planificar su cuidado y llevar a cabo medidas de protección social precoces”, señala Sánchez.
“En los últimos años se han dado grandes avances en las técnicas diagnósticas de imagen y de diagnóstico bioquímico. Hasta hace poco, estas pruebas bioquímicas requerían de una punción lumbar para la obtención de líquido cefalorraquídeo. Pero en los últimos años, gracias a mejoras tecnológicas, empezamos a disponer de marcadores de la enfermedad de Alzheimer en sangre. Estas pruebas diagnósticas en sangre pueden permitir mejorar los tiempos de diagnóstico de esta enfermedad, de forma inicial y de manera certera, mientras que hasta hace muy poco solo se podía hacer de forma clínica, es decir, en base a los síntomas y cuando estos ya estaban avanzados”, ha finalizado.
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