MADRID, 11 (SERVIMEDIA)
Una simbiosis marina “abre la puerta” a comprender mejor la evolución de las células humanas, según informó el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) este lunes.
Las células humanas, al igual que las de los animales, plantas y otros organismos eucariotas, surgieron a partir de la asociación simbiótica de algunas bacterias primitivas que, hasta entonces, vivían independientemente. En ese momento, algunas bacterias pasaron a ser los orgánulos de las células que las contenían, permitiendo el control de funciones de origen bacteriano dentro de la célula eucariota.
“Esta es la teoría de la endosimbiosis, postulada por Lynn Margulis”, apuntó el investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC (ICM), Francisco Cornejo. “El ejemplo más notable de cianobacterias que se convirtieron en orgánulos es el de los cloroplastos, con el que las células vegetales realizan la fotosíntesis”, añadió Cornejo.
Además, actualmente, un trabajo publicado en la revista ‘Cell’, que lidera Cornejo, se centra en una relación simbiótica mucho más reciente y que “surgió hace unos 100 millones de años, lo que nos permite explorar la evolución de la formación de orgánulos en sus primeros pasos”, aclaró el experto.
Se trata de la simbiosis marina entre la cianobacteria C. Atelocyanobacterium thalassa (conocida como UCYN-A), y la especie de microalga haptófita Braarudosphaera bigelowii, según detalló el CSIC.
“UCYN-A es una cianobacteria endosimbionte, es decir, es un simbionte que vive en el interior de su célula hospedadora”, explicó el investigador de la University of California (USA), Jonathan Zehr.
Los investigadores estudiaron la relación entre “el tamaño de las cianobacterias, los orgánulos y el de las células de microalgas en varias especies cercanas de B. bigelowii que habitan en diferentes zonas del océano Pacífico”, especificaron desde el CSIC.
Así pues, “debido a la enorme similitud que existe entre esta simbiosis y las que dieron lugar a los orgánulos hace cientos de millones de años”, el estudio concluye que las proporciones de tamaño juegan un papel “fundamental” en las relaciones simbióticas que originaron la aparición de estructuras celulares “más complejas” en la célula eucariota, como las mitocondrias o los cloroplastos.
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