MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
Sanidad financia ‘Jaypirca’ (pirtobrutinib), desarrollado por Lilly, el primer inhibidor reversible de la tirosina quinasa de Bruton (BTK) para las recaídas del linfoma de células del manto (LCM), un cáncer agresivo y poco frecuente del sistema linfático.
El LCM representa aproximadamente el 5 por ciento de todos los linfomas no Hodgkin (LNH) en España. En la mayoría de los casos, los pacientes requieren tratamiento al inicio del diagnóstico y, aunque la aparición de los inhibidores irreversibles (covalentes) de la BTK (iBTK) ha supuesto un cambio en el paradigma de tratamiento, para los pacientes que recaen, tras recibir un iBTK irreversible (covalente), las opciones de tratamiento han sido limitadas hasta el momento.
Según explica la doctora Ana Marín, hematóloga en la Unidad de Linfomas del Servicio de Hematología del Hospital Vall D’Hebron, “cada nueva opción de tratamiento con actividad demostrada viene a prolongar la vida de estos pacientes”.
La aparición de los inhibidores de BTK “covalentes” cambió por completo el tratamiento de rescate. “Con ellos habíamos solucionado el 1º rescate de la enfermedad, pero el problema llegaba cuando la enfermedad dejaba de responder. Aquí es precisamente donde ahora dispondremos de pirtobrutinib: otro inhibidor de BTK, pero, al ser el primero ‘no covalente’, ejerce su acción de forma distinta a los covalentes y es activo cuando fracasan los ‘covalentes'”, ha dicho.
Por su parte, el doctor Raúl Córdoba, jefe asociado de Hematología y coordinador de la Unidad de Linfomas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, señala que “con este nuevo tratamiento se ha demostrado eficacia para pacientes que no tenían más opciones”.
En los datos de respuesta en pacientes multitratados y en recaída a un inhibidor previo de la BTK se obtienen respuestas globales en alrededor del 50% de los pacientes, 15% respuestas completas y 35% respuestas parciales. “Esto quiere decir que con respuestas completas no somos capaces de detectar la enfermedad, en pacientes que son de muy alto riesgo porque ya han recaído una media de 3 veces a tratamientos anteriores”, ha señalado.
También se ha visto cómo en este estudio la media de supervivencia de estos pacientes está próxima a los 2 años. “Al final lo que estamos haciendo es ganarle tiempo al tiempo para prolongar la supervivencia del paciente en una enfermedad incurable para la que esperamos se sigan desarrollando nuevas opciones de tratamiento”, ha agregado.
Al año se diagnostican aproximadamente 200.000 nuevos casos de linfoma de células del manto a nivel global. El diagnóstico está cerca de los 68 años y es cuatro veces más frecuente en hombres. Es una enfermedad que se origina en los linfocitos B, un tipo de glóbulo blanco que forma parte del sistema inmune, en la zona del manto del borde exterior de los ganglios linfáticos y, a medida que la enfermedad progresa, se puede expandir a la médula ósea, el bazo, el hígado o el tubo digestivo.
RETOS PRESENTES Y FUTUROS DE LAS NUEVAS OPCIONES DE TRATAMIENTO
Los inhibidores de BTK se han convertido en el mayor avance en esta enfermedad tanto para los pacientes como para la comunidad científica y, en primera recaída tras la inmunoquimioterapia, es el tratamiento más utilizado por los profesionales sanitarios actualmente.
Con respecto a cómo se tratará en el futuro, la doctora Ana Marín Niebla señala que ya se está viendo que los inhibidores de BTK tendrán un papel aún más relevante cuando puedan utilizarse desde el primer momento del diagnóstico, en diversas combinaciones.
Esto no solo permitirá tener tratamientos más eficaces, sino también reducir la intensidad y uso de quimioterapia o el trasplante en el linfoma de células del manto. Por otro lado, el futuro del LCM incluirá también estrategias de inmunoterapia, también muy activas en esta enfermedad.
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