LISBOA, 4 (EUROPA PRESS)
Los problemas de salud mental, la soledad o la violencia de género han sido algunos de los temas sobre los que han reflexionado los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa 2023, durante el Vía Crucis celebrado este viernes en el Parque Eduardo VII y presidido por el Papa Francisco.
Un total de 20 jóvenes de los cinco continentes que forman parte del ‘International Youth Advisory Body’, del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, creado tras el Sínodo de 2018, han sido los encargados de elegir 14 heridas o debilidades de la sociedad que afectan a los jóvenes de hoy, para meditar sobre ellas en cada una de las 14 estaciones del Vía Crucis.
Entre estos problemas, destaca en la segunda estación el de la violencia, desde la que se produce en la guerra, hasta la que se sufren las mujeres por parte de sus parejas.
“Qué violencia Señor, viviste en un mundo violento, el mundo en que vivimos quizá no sea muy distinto: guerras, bombardeos, tiroteos masivos pero también violencia en los matrimonios y en las relaciones, maltrato infantil, acoso escolar, abusos de poder, familias en la que se lanzan palabras que son peores que las piedras”, ha manifestado un joven español.
Además, en la tercera estación, dedicada a la soledad, se ha escuchado el testimonio de Ester, una joven española de 34 años, que ha contado las muchas dificultades a las que se ha tenido que enfrentar en su vida, desde una relación tóxica, hasta un accidente que la dejó en silla de ruedas.
“Con más de 18 años vivía como casada sin estarlo, y tenía una relación muy dependiente que iba de mal en peor. Con 24 años, después de terminar de estudiar arquitectura, tuve un accidente que lesionó mi médula y empecé a vivir en una silla de ruedas. Aquello fue muy duro y borró mis planes de futuro, pero con el tiempo descubrí que fue un regalo. Me sacó del ambiente donde estaba metida, me cambió la mirada”, ha relatado a través de un vídeo que se ha proyectado ante los miles de jóvenes presentes.
Según ha indicado Ester, en aquellos años pudo salir adelante gracias al deporte, a su familia, a su trabajo y a Nacho, su marido, pero los problemas aparecieron en su relación. “Cuando el Señor me regaló quedarme embarazada, debido a las dificultades y el miedo, rápidamente abortamos. Y después de aquello, me quedé sola. Estaba muy triste y sin ver sentido a nada, nunca había sentido tanto vacío”, ha añadido.
Entonces, según su relato, volvió a la Iglesia, se confesó y empezó a vivir de otro modo. “Me regaló de nuevo un embarazo, y esta vez lo acogí agradecida y nació mi preciosa Elizabeth, a quien quiero con locura”, ha asegurado.
Mientras, en la séptima estación, los jóvenes y el Papa han reflexionado sobre los problemas de salud mental que sufren muchos jóvenes, como ansiedad, depresión, problemas de alimentación o agotamiento, a través del testimonio de un joven que tuvo problemas de salud mental debido a la pandemia de la Covid-19.
Estaba en el segundo año de la facultad cuando comenzó la pandemia y “surgió el miedo, las dudas”. “Al mismo tiempo, salir de casa generaba en nosotros un sentimiento de culpa ante el fantasma de poder contagiar a un familiar”, ha contado. Así, hasta que, en 2021, tuvo que acudir a un hospital y después a un psicólogo.
“El médico me explicó que nuestro cuerpo, ya que valoramos más el dolor físico, se encuentra programado para enviar señales para cuidar nuestra salud mental. Una expresión que nos hemos acostumbrado, aunque todavía parece incómoda para muchos admitirla. Es ésta. Necesitamos un psicólogo, como yo tuve necesidad. Es difícil reconocer nuestra fragilidad, pedir ayuda y darse cuenta de que no somos autosuficientes. Tenemos miedo de ser una carga y tropezar”, ha señalado.
A lo largo de una hora y media, los jóvenes presentes también han podido meditar sobre la pobreza, la falta de compromiso, la intolerancia, el individualismo, la incoherencia, las crisis humanitarias, las adicciones, el productivismo, la destrucción de la Creación, la desinformación y el miedo al futuro, que han completado las reflexiones de este Vía Crucis.
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