MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
El neurorradiólogo jefe de Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Ruber Internacional, el doctor Juan Álvarez-Linera Prado, señala que la resonancia magnética o la tomografía por emisión de positrones, ambas pruebas de imagen cerebral, “son fundamentales para identificar posibles cambios en el cerebro y descartar otras enfermedades que imitan al Parkinson”, ya que permiten obtener “imágenes de alta resolución y mayor contraste”.
En concreto, la resonancia magnética de alto campo permite visualizar “lesiones o detalles estructurales que no eran visibles originalmente”, relacionados con la enfermedad de Parkinson, según el experto. En este sentido, destaca la sustancia negra, los nigrosomas (áreas de la sustancia negra, específicamente de la zona compacta), y la neuromelanina (un pigmento que se encuentra en las neuronas del sistema nervioso central, especialmente en áreas como la sustancia negra).
El experto afirma que, además, se utilizan protocolos o secuencias distintos en los que pueden modificar algunos de los parámetros de la máquina e, incluso, “fusionar datos que provienen de diferentes secuencias”. Según el doctor Álvarez-Linera, en medicina, un campo magnético de 1.5 Tesla (T) es un estándar para la resonancia magnética, pero los sistemas de alto campo cuentan con campos magnéticos de 3 T o de 7 T.
Asimismo, el facultativo subraya que el futuro del diagnóstico del Parkinson está, no sólo en el uso de campos magnéticos de 7 Teslas, sino también “en la Inteligencia Articial (IA), gracias a la cual se va a mejorar los protocolos en los campos de 3 T para poder extraer información de una manera más fiable y eficaz”.
En esa línea, el jefe del Servicio de Diagnóstico por Imagen del Hospital Ruber Internacional afirma que, en unos años, cualquier paciente que empiece a tener síntomas sospechosos de Parkinson podrá hacerse una resonancia magnética de alto campo como cribado, logrando así un diagnóstico precoz de la enfermedad.
Desde el Hospital Ruber Internacional señalan que al rededor de 120.000 y 150.000 personas padecen Parkinson en España, un trastorno neurodegenerativo que afecta al sistema nervioso de manera crónica y progresiva, y que pertenece a los llamados Trastornos del Movimiento.
Es la segunda enfermedad neurodegenerativa más prevalente en la actualidad, por detrás del Alzhéimer, y cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos en España. Además, añaden que los pacientes tardan una media de entre uno y tres años en recibir un diagnóstico y se cree que hasta un 25 por ciento de las personas diagnosticadas tienen, en realidad, otra enfermedad.
Tal y como concluye el experto, “la pérdida progresiva de las neuronas dopaminérgicas es la responsable de los síntomas de la enfermedad de Parkinson, entre los que destacan el temblor, la rigidez, la lentitud de movimientos y la inestabilidad postural. También pueden aparecer otros no motores, como la depresión, los trastornos del sueño, los problemas cognitivos o las alteraciones del olfato”.
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