MADRID, 25 (EUROPA PRESS)
Aplicar la quimioterapia por la tarde mejora notablemente los resultados del tratamiento en mujeres con linfoma difuso de células B grandes (DLBCL), según un estudio del Instituto de Ciencias Básicas de Corea del Sur y del Hospital Universitario Nacional de Seúl.
La quimioterapia es un régimen muy utilizado en el tratamiento del cáncer, pero también es un arma de doble filo. Aunque los fármacos son muy eficaces para destruir las células cancerosas, también son conocidos por destruir las células sanas del organismo. Por ello, para mejorar el pronóstico de la quimioterapia es necesario minimizar el daño que el fármaco produce en el organismo del paciente.
Recientemente, la ‘cronoquimioterapia’ ha cobrado un interés clave en la comunidad investigadora. Como su nombre indica, el objetivo es programar la administración del fármaco cuando el organismo es menos vulnerable a sus efectos nocivos, mientras que las células cancerosas lo son más.
La cronoquimioterapia aprovecha el hecho de que los procesos fisiológicos humanos, incluida la proliferación y diferenciación celular, están regulados por un temporizador endógeno llamado reloj circadiano. Sin embargo, aún no se ha generalizado su uso en el mundo clínico real porque, por ahora, no existe un método sistemático para determinar el momento óptimo de administración de la quimioterapia.
El linfoma es un tipo de cáncer de la sangre causado por la transformación maligna de las células del tejido linfoide. El linfoma se divide en linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin (linfoma maligno), y el linfoma difuso de células B grandes representa entre el 30 y el 40 por ciento del linfoma no Hodgkin.
El equipo de investigación observó que los pacientes con LDCBG del Hospital de la Universidad Nacional de Seúl recibían quimioterapia en dos horarios diferentes: algunos recibían el tratamiento por la mañana (8.30 horas), mientras que otros tomaban los fármacos por la tarde (14.30 horas). Todos los pacientes recibieron el mismo tratamiento contra el cáncer (R-CHOP), que es una combinación de terapia dirigida y quimioterapia, de 4 a 6 veces por la mañana o por la tarde a intervalos de unas 3 semanas.
Analizaron a 210 pacientes para investigar si existía alguna diferencia entre el tratamiento matutino y el vespertino. Se descubrió que las pacientes que recibían tratamiento por la tarde tenían una tasa de mortalidad 12,5 veces menor (del 25% al 2%), mientras que la recurrencia del cáncer a los 60 meses disminuía 2,8 veces (del 37% al 13%). Además, los efectos secundarios de la quimioterapia, como la neutropenia, fueron más frecuentes en las pacientes que recibieron tratamiento por la mañana.
Sorprendentemente, no hubo diferencias en la eficacia del tratamiento en función del horario de tratamiento en el caso de los pacientes varones.
Para entender la causa de las diferencias de género, el equipo de investigación analizó unas 14.000 muestras de sangre del Centro de Exámenes de Salud del Hospital de la Universidad Nacional de Seúl.
Se descubrió que, en las mujeres, el recuento de glóbulos blancos tiende a disminuir por la mañana y a aumentar por la tarde. Esto indica que la tasa de proliferación de la médula ósea es mayor por la mañana que por la tarde, ya que hay un retraso de unas 12 horas entre la proliferación de la médula ósea y la producción de células sanguíneas.
Esto significa que si una paciente recibe quimioterapia por la mañana, cuando la médula ósea está produciendo activamente células sanguíneas, la posibilidad de efectos secundarios adversos es mayor.
Estos resultados concuerdan con las conclusiones de ensayos clínicos aleatorizados recientes que demostraron que las mujeres con cáncer colorrectal tratadas con irinotecán por la mañana sufrían una mayor toxicidad del fármaco.
Dado que las pacientes tratadas por la mañana sufrían más efectos secundarios adversos, a menudo había que reducir la dosis. Por término medio, la dosis del fármaco se redujo en un 10 por ciento en comparación con la intensidad de la dosis administrada a las pacientes que recibían el tratamiento por la tarde.
A diferencia de las mujeres, los varones no mostraron diferencias significativas en el recuento de glóbulos blancos ni en la actividad de proliferación de las células de la médula ósea a lo largo del día, por lo que el momento del tratamiento no tuvo ninguna repercusión.
“Planeamos verificar de nuevo las conclusiones de este estudio con un estudio de seguimiento a gran escala que controle completamente las variables de confusión, y confirmar si la quimioterapia tiene efectos similares en otros cánceres”, ha comentado Koh Young-il, uno de los líderes de la investigación.
“Dado que la hora del reloj circadiano interno puede variar mucho en función de los patrones de sueño-vigilia del individuo, actualmente estamos desarrollando una tecnología para estimar la hora del reloj circadiano a partir del patrón de sueño del paciente. Esperamos que pueda utilizarse para desarrollar una cronoterapia individualizada contra el cáncer”, ha añadido otro de los autores, Kim Jae Kyung.
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