MADRID, 17 (EUROPA PRESS)
La primavera, que comenzará el próximo lunes, será normal o algo más cálida en el conjunto de España y lluviosa en la vertiente Atlántica pero más seca de lo normal en la vertiente mediterránea y Baleares, después de un invierno cálido en el que se ha afianzado la sequía meteorológica que afecta a la mayor parte de las cuencas, según ha pronosticado la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).
Durante la rueda de prensa estacional de la AEMET, su portavoz, Rubén del Campo, ha precisado que el trimestre abril-junio tendrá temperaturas normales o algo más cálidas en la Península, especialmente en el este y en ambos archipiélagos.
Respecto a las precipitaciones, lo más probable es que llueva lo normal esta primavera, aunque la señal apunta que podría tener un carácter más lluvioso de lo normal en el oeste y el centro de la Península y más seco de lo normal en el Mediterráneo y Baleares.
La estación primaveral llega después de un invierno que ha sido húmedo y cálido en la Península y Baleares y normal en Canarias, con una anomalía térmica respecto a la media para el conjunto de España de 0,8 grados centígrados (ºC) y una temperatura media de 7,4ºC en la Península.
En el ranking, el invierno de 2022-2023, que no ha tenido olas de frío, se sitúa como el décimo más cálido desde que comenzó la serie histórica y como el quinto más cálido del siglo XXI, mientras que respecto a las precipitaciones, ha habido 30 inviernos más secos y 31 más lluviosos que este desde que hay registros.
Por meses, el portavoz ha precisado que diciembre fue “extremadamente cálido”, el más cálido de toda la serie histórica de datos, lo fue tanto que, aunque después enero y febrero resultaron normales, da un valor de conjunto cálido al invierno. Después, enero fue normal, con una anomalía negativa de -0,1ºC y febrero se quedó ligeramente por debajo de la media, sobre todo a consecuencia de los valores nocturnos, pero en conjunto también tuvo un carácter normal, con una anomalía de -0,4ºC.
También ha destacado que los cuatro inviernos anteriores resultaron o cálidos o muy cálidos, de modo que esta es “la primera vez” que se contabiliza un lustro de inviernos cálidos o muy cálidos.
Estos datos confirman la tendencia al calentamiento que, sin embargo no es tan acusada en invierno, cuando se ha contabilizado ya un incremento de 0,16ºC por década, como en verano, cuando la subida media cada diez años llega a 0,27ºC.
Por zonas geográficas, el invierno resultó muy cálido en el tercio sur, cálido en el centro y noroeste y normal en el Cantábrico, valle del Ebro y la Comunidad Valenciana. En las islas, fue cálido en Baleares y cálido o normal en Canarias, aunque resultó frío en las zonas de mayor altitud.
Respecto a las precipitaciones, el invierno fue húmedo en su conjunto, lo cual no ha contribuido a paliar la sequía meteorológica y de larga duración que se acumula. Así, en el conjunto de España ha llovido una media de 194,5 litros por metro cuadrado, lo que supone un 103 por ciento del valor normal del trimestre para el periodo de referencia 1991-2020.
Sin embargo, esta aportación de un 3 por ciento por encima de los valores normales se debe en su mayor parte al mes de diciembre, que tuvo un carácter muy húmedo frente a un enero normal y un febrero muy seco en el conjunto del país.
SEQUÍA DE LARGA DURACIÓN
En todo caso, el portavoz de la AEMET ha hecho hincapié en que España en su conjunto sigue en situación de sequía meteorológica y, a doce meses el índice estandarizado (SPI, por sus siglas en inglés) expone que la sequía que comenzó en enero de 2022 y afecta a todas las cuencas excepto a Tajo, Júcar y Segura que están “ligeramente fuera de la situación”.
Del Campo ha añadido que desde finales de diciembre de 2022 en situación de sequía las lluvias de los últimos tres años son lo suficientemente escasas para hablar de una sequía de larga duración que comenzó en diciembre de 2022. Esto significa que si más allá de los últimos 12 meses se estudian los 36 previos, se puede decir que España entró en sequía de larga duración a finales de 2022 y pese a las lluvias de diciembre a estas alturas del mes de marzo persiste la situación y que las cuencas más afectadas son las del Guadalquivir, Sur y Pirineo oriental.
De hecho, ha subrayado que el nordeste peninsular es una de las zonas más castigadas por la actual sequía meteorológica y la zona más afectada es Cataluña que vive una sequía intensa de la que “no se ha recuperado en los últimos meses” e incluso el Ebro “ha ido a peor y la sequía se ha hecho más intensa”.
En todo caso, el portavoz afirma que no se puede hablar de esta como la sequía más intensa del siglo XXI, pues en lo que va de siglo las ha habido más intensas y más largas, como la de 2005 a 2007, en 2017, 2018 o las más agudas de los años 90 y los años 80.
En cuanto al mes de marzo, Del Campo expone que su primera quincena está siendo cálida y seca, con temperaturas por encima de lo normal y apenas con un 36 por ciento de las precipitaciones normales para este mes. “No terminan de llegar las lluvias”, admite el portavoz que incide en que en buena parte del norte y del este apenas ha llovido.
Más allá de la primavera, que podría ser normal en cuanto a lluvias y más lluviosa de lo habitual en la vertiente atlántica, la AEMET augura un verano con temperaturas superiores al promedio normal y avisa de que si se mantiene la escasez hídrica, con estos valores térmicos altos, el índice de riesgo por incendios podría ser “muy alto”. “Ojalá la primavera venga con algo más de lluvia y la situación no sea tan acusada”, desea.
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