MADRID, 26 (SERVIMEDIA)
Ibercaja ha revisado sus previsiones de crecimiento económico para España en el actual contexto de moderación de los precios energéticos y de incremento de la inflación, y ha elevado el crecimiento del PIB al 1,2% para este año, mientras ha bajado el de 2024 al 1,5%.
Según explicó el banco en un comunicado divulgado este miércoles, la subida del 0,4% al 1,2% tiene que ver con “la menor repercusión de la crisis energética en Europa y que ha permitido esquivar los escenarios más negativos previstos a finales de 2022”.
“Las industrias más expuestas a la subida de los precios energéticos y a un escenario de racionamiento del gas en buena parte de Europa han resistido mejor de lo previsto. No se ha destruido tejido productivo ni empleo y los efectos de una crisis energética de baja intensidad se han dado exclusivamente a través del canal de los precios”, destacó la entidad.
Asimismo, señaló que el coste de oportunidad para la economía española, atendiendo al exceso de inflación y a la evolución del consumo de los hogares, en términos reales y nominales, ha rondado el 3% del PIB.
En los primeros meses de 2023, el fuerte crecimiento de los precios sigue siendo “la principal amenaza” para la estabilidad económica mundial, tanto por “el propio daño que inflige la inflación como por el endurecimiento monetario que conlleva”.
“Las subidas de los tipos de interés, sin precedentes en las últimas décadas, afectarán a las finanzas de familias, empresas y de un endeudado sector público. Además, pueden generar turbulencias financieras como las vividas durante el mes de marzo ante la necesidad de apoyo externo a bancos como SVB o Credit Suisse”, detalló el banco.
Por este motivo, Ibercaja subrayó que “se ha pasado a un escenario más favorable a corto plazo”, pero insistió en que “existen importantes riesgos” para los próximos trimestres por la persistencia de la inflación y por el endurecimiento de la política monetaria.
La entidad recalcó que los datos más recientes de España ofrecen “señales positivas, ya que los márgenes empresariales parecen haber resistido el incremento de los costes energéticos y los registros de afiliados a la Seguridad Social del primer trimestre muestran una inesperada reactivación del mercado laboral”.
PEOR PERSPECTIVA PARA 2024
Por otro lado, Ibercaja ha empeorado la previsión para 2024, del 2,8% al 1,5%, para reflejar un escenario en el que los precios energéticos se han moderado, pero siguen siendo muy superiores a los previos a la pandemia. Además, recordó que “hay cierta persistencia en la inflación, lo que sigue dañando las cuentas de los hogares y se traslada al conjunto de la economía la subida de los tipos de interés”.
La riqueza financiera neta positiva de los hogares “podría hacer pensar que el efecto de la subida de los tipos de interés es positivo”, si bien matizó que está muy concentrada en los percentiles más elevados de renta, de forma que “es negativa para la gran mayoría de los hogares, exceptuando los más ricos y aquellos donde el cabeza de familia tiene más edad”.
En lo que respecta a la situación de las empresas, la entidad explicó que, después de haber conseguido mantener “una situación saneada” a pesar de la subida del coste de los insumos gracias a un entorno favorable para su traslación a los precios finales, las compañías “van a sufrir tanto la fuerte subida de los tipos de interés como la paulatina aceleración de los salarios”.
“Va a ser difícil que las empresas puedan afrontar incrementos en el número de empleados y se espera un estancamiento del mercado laboral después de una recuperación más positiva de lo previsto”, consideró. Así, prevé que la ocupación no crezca en este año y lo haga ligeramente, un 0,6%, en 2024, mientras que la tasa de paro subiría al 13,3% este año, cota en la que se mantendrá el próximo.
Por otra parte, Ibercaja indicó que el endurecimiento del crédito afectará a la inversión empresarial y los fondos europeos “no tendrían el efecto multiplicador deseado”.
Por último, señaló que la contribución del sector público se vería limitada por la necesidad de ajuste de un déficit elevado, que se deterioró de forma notable en los últimos meses de 2022, y por el aumento del coste del endeudamiento.
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