MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
La presencia humana en las tierras secas hace menos resistentes a la aridez de los ecosistemas, según una investigación internacional en la que participa el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS/CSIC) que publica la revista ‘PNAS’.
El estudio identifica las zonas áridas del planeta sujetas a cambios bruscos de productividad y destaca que la presencia humana puede impedir la rápida recuperación de la vegetación en las tierras secas, lo que hace que los ecosistemas de estas zonas sean menos resistentes.
El trabajo desvela los posibles impulsores de la acumulación de cambios bruscos en los ecosistemas de zonas áridas del planeta como consecuencia del cambio climático.
Las tierras secas son el hogar de 2.100 millones de personas y albergan parte de la biodiversidad más rara del mundo. La protección de estos ecosistemas críticos requiere comprender cómo los seres humanos impactan el tiempo de recuperación y respuesta de estos ecosistemas.
A nivel mundial, las zonas áridas son muy sensibles a los cambios ecológicos derivados del cambio global y se están produciendo cambios bruscos en la productividad de las tierras secas y describe los puntos calientes en los que se están produciendo dichos cambios, según la investigación en la que participa el BioFunLab del IRNAS-CSIC y que lidera desde el Crowtherlab de la ETH de Zúrich y la Universidad de Montpellier.
En concreto, concluye que el 50 por ciento de los ecosistemas áridos que han exhibido cambios en su productividad los últimos veinte años lo han hecho de forma abrupta. La prevalencia de estos cambios bruscos pone de manifiesto la preocupación por la pérdida de resiliencia de estos ecosistemas de una forma súbita.
Los investigadores estudiaron, con algoritmos de inteligencia artificial, 40.000 ecosistemas naturales de tierras secas de todo el mundo para caracterizar cómo el cambio climático y los factores antropogénicos afectan a la incidencia de estos cambios abruptos en las tierras secas del mundo.
“Las tres cuartas partes de España son ya ecosistemas áridos o semiáridos en riesgo de desertificación. Identificar aquellas zonas de la tierra que transitan cambios bruscos en su productividad primaria y las posibles causas de estos cambios es esencial para prever cambios repentinos en la producción de alimentos y procesos de desertificación con el actual cambio climático”, ha señalado el coautor del artículo y líder del laboratorio del Biodiversidad y Funcionamiento Ecosistémico del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS/CSIC) Manuel Delgado Baquerizo.
El equipo desveló los posibles impulsores de la acumulación de cambios bruscos. El coautor del estudio Tom Crowther ha explicado que desvelar estos mecanismos que propician cambios abruptos en los ecosistemas ayuda a cimentar las bases para preservar y restaurar los ecosistemas y salvaguardarlos para el futuro.
Además, ha explicado que el equipo encontró que los ecosistemas con una mayor estacionalidad de las precipitaciones suelen presentar más cambios bruscos negativos, es decir, que pasan de ser ecosistemas “verdes” a “marrones” más frecuentemente.
Por el contrario, una menor estacionalidad de las precipitaciones se asoció a cambios bruscos positivos, (el paisaje pasó de forma rápida de marrón a verde). Esta investigación sólo ha sido posible gracias a la reciente aparición de series temporales de productividad de la vegetación a largo plazo disponibles a escala mundial.
El autor final del estudio, Vasili Dakos, ha subrayado que en términos generales el trabajo muestra como se puede estimar las repuestas de los ecosistemas y comprender su capacidad de recuperación a escala mundial con productos de teledetección.
Además de la estacionalidad en la precipitación, la investigación señala que la presencia humana puede impedir la rápida recuperación de la vegetación en las tierras secas, lo que hace que los ecosistemas de estas zonas sean menos resistentes.
“Las tierras secas son únicas y muy propensas a mostrar cambios drásticos, y sustentan el 50% de la ganadería mundial. Nuestra investigación puede servir de guía de gestión para conocer los límites de la presión humana bajo los que la restauración de la vegetación tendrá más éxito y las condiciones que hacen que estos sistemas sean más vulnerables a fin de preservar ecosistemas productivos”, afirma el autor principal, el Dr. Miguel Berdugo.
“Este estudio ofrece un atlas de posibles lugares que podrían ser interesantes para realizar esas observaciones in situ, con el fin de obtener más información sobre otros desencadenantes más concretos y locales de cambios abruptos en estos ecosistemas, y ayudar a orientar cómo podemos garantizar que las tierras secas sigan siendo resistentes y productivas ante el cambio climático” concluye Berdugo.
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