MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El secretario general de la ONU, António Guterres, ha expresado su preocupación por la “creciente dimensión étnica” de la violencia y por el aumento de la violencia sexual en Darfur (Sudán) derivado de los enfrentamientos entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
Guterres ha reiterado tanto al Ejército como a las RSF un cese de las hostilidades y les ha recordado su obligación de proteger a los civiles después de recibir numerosos informes de la “violencia a gran escala” en la región de Darfur, especialmente en El Geneina (Darfur Occidental), aunque también en otras áreas como en Nyala (Darfur Sur) o El Fasher (Darfur Norte).
“El secretario general reafirma el compromiso de Naciones Unidas de apoyar al pueblo sudanés. Con casi 9 millones de personas que ahora necesitan urgentemente ayuda humanitaria y protección en Darfur, enfatiza la necesidad de poner fin al saqueo y ampliar el acceso para que la ayuda pueda llegar a quienes más la necesitan. Y rinde homenaje a los trabajadores humanitarios, especialmente a nuestros socios locales, que arriesgan sus vidas para brindar asistencia”, reza el comunicado de Oficina del Portavoz del Secretario General de la ONU.
La región de Darfur es víctima de un conflicto iniciado el 25 de abril de 2003, cuando el Movimiento de Liberación de Sudán atacó al Ejército sudanés en el aeropuerto de El Fasher, en Darfur Norte, lo que ha provocado cientos de miles de muertes violentas y millones de desplazamientos.
Las fuerzas gubernamentales respondieron a los ataques rebeldes con ataques tanto contra estos como contra civiles pertenecientes a determinados grupos étnicos acusados de apoyar a la insurgencia, estrategia que siguen aplicando en la actualidad y que ha provocado “una enorme cantidad de muertes, destrucción y desplazamientos de población”. Amnistía Internacional documentó en 2016 el uso de armas químicas contra la población civil por parte del Ejército.
Cuando el expresidente Omar Hasán al Bashir fue derrocado en 2019, un Gobierno de transición repartido entre los militares y dirigentes civiles no ha impedido el cese de la violencia en la zona, pues no ha mostrado voluntad ni capacidad para proteger a los civiles.
En diciembre de 2022 firmaron un acuerdo para nombrar una nueva autoridad civil de transición por un periodo de dos años y en el se establecía la rendición de cuentas por los crímenes de Derecho Internacional y sin que puedan acogerse a inmunidades o amnistías.
Las actuales hostilidades entre las RSF y el Ejército estallaron en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento en 2019 del entonces presidente, Omar Hasán al Bashir, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
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