MADRID, 19 (SERVIMEDIA)
Una nueva amenaza vinculada al cambio climático se cierne sobre la tortuga verde -especie declarada en peligro de extinción en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)-, pues la contaminación debido a actividades humanas puede provocar un nacimiento excesivo de hembras.
Así lo apunta un equipo de ocho investigadores de Australia en un artículo publicado en la revista ‘Frontiers in Marine Science’.
La tortuga verde (‘Chelonia mydas’) está en riesgo de extinción por la caza furtiva, las colisiones con embarcaciones, la destrucción de su hábitat y la captura accidental en artes de pesca.
Pero otra amenaza asociada al cambio climático es más insidiosa porque las tortugas marinas tienen una determinación del sexo que depende de la temperatura, lo que significa que cada vez más embriones se convierten en hembras a medida que las temperaturas siguen aumentando. En la parte norte de la Gran Barrera de Coral frente a Australia ya nacen cientos de hembras por cada macho.
Ahora, los investigadores han demostrado que el riesgo de extinción por la falta de tortugas verdes machos puede verse agravado por la contaminación.
“Los contaminantes de las actividades humanas también pueden influir en la proporción de sexos de las tortugas marinas verdes en desarrollo, aumentando el ya existente sesgo hacia las mujeres”, según Arthur Barraza, del Instituto Australiano de Ríos de la Universidad Griffith y primer autor del estudio.
Barraza y sus colegas estudiaron los efectos de la contaminación en el desarrollo de las tortugas verdes en Heron Island, un pequeño cayo de arena coralina en el sur de la Gran Barrera de Coral. Esta isla, donde cada año anidan entre 200 y 1.800 hembras, es un lugar de seguimiento a largo plazo de esta especie. Allí, la proporción de sexos está más equilibrada que cerca del ecuador, con dos o tres hembras por cada macho.
METALES PESADOS
Durante el estudio, los investigadores hicieron todo lo posible para minimizar el sufrimiento de los animales y maximizar la cantidad de datos obtenidos de cada cría de tortuga fallecida. El trabajo fue aprobado por el comité de ética animal de la Universidad de Queensland y los Servicios de Parques y Vida Silvestre de Queensland.
Los autores recolectaron 17 nidadas enteras dentro de las dos horas posteriores a la puesta de los huevos y las volvieron a enterrar cerca de sondas automáticas de temperatura. El equipo registró cada hora la temperatura dentro del nido y en la superficie de la playa.
Cuando las crías emergieron, fueron sacrificadas y se determinó su sexo disecando y examinando los órganos sexuales. También se les extrajo el hígado y se midieron los contaminantes que contenía con espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente, así como bioensayos en células cultivadas de tortugas marinas.
Los autores se centraron en 18 metales mesados, como el cromo, el antimonio y el bario, así como en contaminantes orgánicos como los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAH), los bifenilos policlorados (PCB) y los éteres de difenilo polibromados (PBDE). Todos ellos funcionan como ‘xenoestrógenos’, esto es, moléculas que se unen a los receptores de las hormonas sexuales femeninas.
“La acumulación de estos contaminantes por parte de una tortuga hembra ocurre en el sitio donde busca alimento. A medida que los huevos se desarrollan dentro de ella, absorben los contaminantes que acumuló. Luego quedan secuestrados en el hígado de los embriones, donde pueden permanecer durante años después de la eclosión”, apunta Barraza.
La proporción de sexos final varió de 100% machos a 100% hembras entre nidadas, aunque la mayoría de los nidos produjeron principalmente crías hembras. Cuanto mayor es la cantidad media de antimonio y cadmio y metales pesados en el hígado de las crías, más crece la tendencia hacia las hembras dentro del nido.
MÁS DIFÍCIL
Los autores concluyen que estos contaminantes imitan la función de la hormona estrógeno y tienden a redirigir las vías de desarrollo hacia las mujeres.
“A medida que la proporción de sexos se acerca al 100% de hembras, será cada vez más difícil para las tortugas hembras adultas encontrar pareja. Esto se vuelve especialmente importante, ya que el cambio climático seguirá haciendo que las playas de anidación sean más cálidas y más favorecidas por las hembras”, indica Barraza.
Jason van de Merwe, también del Instituto Australiano de Ríos, subraya que, “dado que la mayoría de los metales pesados provienen de actividades humanas como la minería, la escorrentía y la contaminación de los desechos generales de los centros urbanos, la mejor manera de avanzar es utilizar estrategias a largo plazo basadas en la ciencia” para reducir la entrada de contaminantes a los océanos.
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