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La pérdida de productividad y el absentismo laboral derivados del dolor lumbar y cervical representan un gasto de 6.700 millones de euros

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MADRID, 25 (SERVIMEDIA)

El coste indirecto, traducido en pérdida de productividad y absentismo laboral, del dolor lumbar y cervical se estima en más de 6.700 millones de euros, según el ‘Informe de costes del dolor lumbar y cervical’ elaborado por el Consejo General de Médicos (CGOM) con el patrocinio de la compañía farmacéutica Zambon.

La presentación del trabajo tuvo lugar este martes en una rueda de prensa en la sede del CGOM en la que participaron su secretario general, José María Rodríguez; la coordinadora técnica de la Fundación para la Formación (Ffmoc), Elena Fernández; el responsable del informe, Pedro Novás; y la ‘medical advisor’ de Zambon, Ana Suárez.

En su intervención, José María Rodríguez atestiguó que para conseguir que el Sistema Nacional de Salud (SNS) funcione mejor, “hay que valorar su eficiencia”, lo que le permitió subrayar que “una de las enfermedades más costosas para el sistema” son las relacionadas con el dolor lumbar y cervical, lo que se traduce en 39 millones de bajas laborales y 1.700 millones de euros anuales, el 0,16% del PIB, constituyendo ambas la segunda causa de incapacidad transitoria en España.

En ese sentido, señaló que la lumbalgia y las cervicalgias tienen un “diagnóstico rápido”; sin embargo, el problema aparece cuando hay patologías subyacentes para las que se necesitan más pruebas, cuya realización se demora por las listas de espera. Por ello, “un buen diagnóstico va a implicar un buen tratamiento, lo que implicará un menor gasto”.

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Por su parte, Pedro Novás comentó que existen “pocos estudios relevantes” sobre el impacto económico del dolor y de su cronificación, por lo que llamó a observar las cifras con “cierta cautela” por la escasa bibliografía existente.

Puso de manifiesto que el 80% de la población tendrá un episodio de dolor a lo largo de su vida, la mitad de los cuales estarán vinculados con la espalda, siendo “lo más importante y grave” que entre el 5% y el 20% se cronificará.

Novás reseñó que el dolor crónico supone en Europa un coste de más de 300 billones de euros, el equivalente a entre el 2,5% y el 3% del PIB continental; en el caso de España, éste se calcula en 16.000 millones, el 2,5% del PIB nacional.

“Estamos hablando de costes equivalentes al de las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la salud mental”, incidió.

En cuanto al coste de las enfermedades lumbares y cervicales, su coste se estima en 9.000 millones de euros, un 1,4% del PIB español, de los que 2.280 se refieren a costes directos, que son los relacionados con medicamentos y terapeutas, consultas adicionales en Atención Primaria, falta de instalaciones adecuadas, automedicación, tratamientos inadecuados y eventos adversos a los tratamientos.

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A su vez, el impacto del coste indirecto, traducido en pérdida de productividad y absentismo laboral, se estima en más de 6.700 millones de euros, más del 75% del total. Esta cifra también incluye los gastos relacionados con la Seguridad Social, el cuidado de familiares y amigos, viajes y recursos en la búsqueda de otros tratamientos, menor calidad de vida y las consecuencias emocionales.

Este último aspecto -las consecuencias emocionales- le llevó a exponer que las personas con este tipo de dolor tienen cuatro veces más posibilidades de padecer ansiedad, depresión y el doble de riesgo de suicidio.

Pedro Novás manifestó que los costes indirectos del dolor crónico en España suponen un coste de 2.500 millones de euros y 52 millones de jornadas laborales perdidas, erigiéndose como la “causa principal” de discapacidad medida por años vividos con ella y la “mayor causa” de incapacidad laboral en menores de 50 años.

Incidió en que el 22% de las personas con este tipo de dolencias pierde su trabajo, al 8% le modifican su responsabilidad en las empresas, el 4% cambia de trabajo y el 27% se siente aislado.

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Novás consideró que “el dolor está infratratado”, como lo evidencia que el 37% de los pacientes espera cinco o más años para ser diagnosticado, el 29% cree que no recibe el tratamiento adecuado para su dolor y el 60% únicamente recibió un tratamiento ajustado a su dolencia tras una espera media de 90 minutos en las urgencias de un hospital.

Ante esta situación, llamó a poner en marcha estrategias de prevención y formación en fisioterapia, farmacología, atención, y a desarrollar “guías clínicas específicas”, puesto que el dolor es “un problema económico, social y, sobre todo, de salud pública”.

Por otro lado, Elena Fernández precisó que este informe se enmarca en las guías de ‘Pautas de Atención y Seguimiento’, elaboradas por el CGOM y Zambon, que tienen como objetivo proporcionar “documentos prácticos” que ayuden a los médicos y a los pacientes.

Por último, Ana Suárez reafirmó el compromiso de Zambon en la lucha contra el dolor, “en la medida en que repercute en la calidad de vida del paciente, hasta el punto de cronificarse”, y deploró que la sociedad no sea consciente de la importancia del dolor agudo.


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