MADRID, 09 (SERVIMEDIA)
El presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén, no rechazó frontalmente este miércoles que se pueda reducir la jornada laboral ordinaria como pretende el Ministerio de Trabajo, aunque pidió que, a cambio, se apruebe una flexibilización de las horas extraordinarias que pueden hacer los empleados y que se dé más peso a la negociación colectiva para que cada convenio se adapte a las necesidades de su sector productivo.
Así se expresó Alén durante un encuentro informativo al ser preguntado por su valoración sobre la propuesta del departamento dirigido por Yolanda Díaz, que pretende rebajar la jornada máxima de 40 a 37,5 horas semanales. Al respecto, el presidente de la patronal de la construcción señaló que, de media, el sector pasaría de 1.736 horas anuales pactadas en convenio a 1.712.
“Reducir esa jornada forzosa debe ir necesariamente acompañado de flexibilizar la jornada voluntaria. Eso es lo que nosotros opinamos”, declaró Alén, quien explicó que la rebaja puede hacerse de diferentes formas, como “dar libre” el viernes por la tarde o aumentar las libranzas.
Además, subrayó que se tiene que hacer necesariamente con una flexibilización de las horas voluntarias que puede realizar un trabajador. “Esas horas serían voluntarias y serían mejor retribuidas, pero serían horas voluntarias que pueden plantearse a los trabajadores”, agregó el presidente de la CNC, patronal miembro de CEOE.
Asimismo, justificó la importancia de dar flexibilidad para la negociación colectiva por el hecho de que “no es lo mismo reducir una jornada de 40 horas en un sector industrial que tiene tres turnos de ocho horas, con lo cual ya lo tiene todo cubierto, a lo que puede ocurrir en el sector de la construcción, que se necesita muchas veces más flexibilidad porque depende de las horas de luz y sufre mucho más cuando hay lluvia”.
Al respecto, sentenció que el planteamiento del Ministerio de Trabajo es “teórico” y no está teniendo la realidad “práctica” de las empresas, ya que incluso “va en contra del bienestar de los trabajadores”. Y justificó esta afirmación poniendo como ejemplo los empleados que se mueven a otras ciudades durante la semana para trabajar y ganar más dinero para una obra concreta, que quieren avanzar y no pasar “horas en el sofá” en un piso que no es el suyo.
“No hay que matar el perro y se acabó la rabia”, ironizó Alén, quien concluyó pidiendo que la negociación de la jornada laboral se enfoque más en el control de jornada y en las horas extraordinarias.
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