MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Amnistía Internacional (AI) ha denunciado este martes que las autoridades israelíes están empleando un sistema experimental de reconocimiento facial llamado “Red Wolf” (Lobo Rojo) para “afianzar una política de apartheid” en los territorios palestinos ocupados a través del rastreo de sus ciudadanos y de la automatización de las restricciones israelíes a las libertades de circulación de los palestinos.
Según Amnistía, Lobo Rojo solo es una parte de una red de vigilancia “cada vez más grande” para afianzar el control de Israel sobre la población palestina. Este sistema, de acuerdo con la organización, funciona en los controles militares de la ciudad de Hebrón, en la Cisjordania ocupada, así como en Jerusalén Este, donde escanea los rostros de personas palestinas y los añade, sin su consentimiento, a enormes bases de datos de vigilancia.
“Las autoridades israelíes están utilizando sofisticadas herramientas de vigilancia para impulsar la segregación y el apartheid automatizado contra la población palestina”, denuncia la secretaria general de Amnistía, Agnès Callamard.
Este sistema, que comienza con una red de cámaras de seguridad de circuito cerrado, forma según Amnistía “parte de un intento deliberado de las autoridades israelíes de crear un entorno hostil y coercitivo para palestinos y palestinas, con el fin de reducir al mínimo su presencia en zonas estratégicas”.
VIGILADOS
En Cisjordania, según Amnistía, el sistema Lobo Rojo predomina en el sector H2 de la ciudad de Hebrón, sobre el que Israel tiene control total. Allí viven unos 33.000 palestinos, junto con aproximadamente 800 colonos israelíes que residen en al menos siete enclaves de asentamientos.
Amnistía recuerda que los palestinos del sector H2 están sometidos a “draconianas” restricciones de circulación, no pueden acceder a ciertas carreteras y pasan los días de control en control, con la consiguiente dificultad para su vida cotidiana.
Por su parte, en Jerusalén Este y en particular en la Ciudad Vieja, la ONG recuerda que Israel mantiene una red de miles de cámaras de videovigilancia conocida como Mabat 2000, en constante modernización desde 2017 “para mejorar su capacidad de reconocimiento facial y conseguir un poder de vigilancia sin precedentes”.
En ambos lugares el procedimiento es el mismo: cuando una persona palestina atraviesa un control en el que está funcionando Lobo Rojo, le escanean el rostro, sin su conocimiento ni su consentimiento, y lo comparan con entradas biométricas de bases de datos que contienen exclusivamente información sobre palestinos y palestinas.
Lobo Rojo utiliza estos datos para determinar si una persona puede pasar un control, y registra automáticamente los datos biométricos de cualquier rostro nuevo que escanea. Si no existe registro de una persona, le niega el paso.
Amnistía estima que este sistema también podría negar la entrada basándose en otra información almacenada en perfiles palestinos, por ejemplo si a una persona se la busca para interrogatorio o detención.
A medida que pasa el tiempo, Lobo Rojo va ampliando su base de datos de rostros palestinos. En un testimonio prestado a la ONG israelí Breaking the Silence, un mando israelí destinado en Hebrón contó que a los soldados se les encarga adiestrar y optimizar el algoritmo de reconocimiento facial para que empiece a reconocer rostros sin necesidad de intervención humana.
Amnistía Internacional no puede afirmar con certeza qué empresas están proporcionando a las autoridades israelíes software de reconocimiento facial pero sus equipos de investigación han identificado a proveedores de varias cámaras que han encontrado en la Jerusalén Este ocupada.
Los investigadores, en este sentido, han encontrado cámaras de videovigilancia de alta resolución fabricadas por la empresa china Hikvision instaladas en zonas residenciales y montadas en infraestructura militar; algunos de estos modelos, según la propia publicidad comercial de Hikvision, pueden conectarse con software externo de reconocimiento facial.
Amnistía Internacional también ha identificado cámaras fabricadas por una empresa neerlandesa llamada TKH Security, situadas en espacios públicos y montadas en infraestructura policial.
En cualquier caso, Amnistía pide a las autoridades israelíes que pongan fin a la vigilancia “tanto masiva como selectiva” de personas palestinas y levanten las restricciones arbitrarias que han impuesto a la libertad de circulación de la población palestina en los Territorios Palestinos ocupados, “como medidas necesarias para desmantelar el apartheid”.
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