MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
Los países deben reducir entre un 30% y un 45% sus emisiones de gases de efecto invernadero hasta 2030 para cumplir el objetivo recogido en el Acuerdo de París de limitar entre 1,5ºC y 2ºC el calentamiento del planeta respecto a la era preindustrial.
Así se recoge en la decimotercera edición anual del ‘Informe sobre la brecha de emisiones’, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) y dado a conocer este jueves a menos de dos semanas del inicio de la 27ª Cumbre del Clima (conocida como COP27), que se celebrará del 6 al 18 de noviembre en Sharm el-Sheikh (Egipto).
El Pnuma afirma que “la comunidad internacional todavía está muy lejos” de lograr los objetivos del Acuerdo de París y que “la ventaja de oportunidad se está cerrando”, por lo que “la transformación urgente e integral de los sistemas y los sectores correspondientes (el suministro de electricidad, la industria, el transporte y la construcción, y los sistemas alimentarios y financieros) contribuirían a evitar la catástrofe climática”.
“Este informe nos dice en términos científicos fríos lo que la naturaleza nos ha estado diciendo a lo largo del año a través de inundaciones devastadoras, tormentas e incendios sin precedentes: todos debemos dejar de llenar nuestra atmósfera con gases de efecto invernadero y debemos actuar lo más pronto posible”, afirmó Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma.
Andersen añadió al respecto: “Todos tuvimos la oportunidad de implementar cambios graduales, pero el tiempo para ello ya se acabó. Únicamente la transformación de pies a cabeza de nuestras economías y sociedades puede salvarnos de la aceleración de la catástrofe climática”.
UN AÑO DESAPROVECHADO
El informe señala que, a pesar de que todos los países adoptaron una decisión en la Cumbre del Clima del año pasado, celebrada en Glasgow (Reino Unido), para intensificar sus planes climáticos nacionales de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, “el progreso ha sido lamentablemente insuficiente”.
No en vano, la actualización de esas promesas presentadas este año representan una reducción de apenas 0,5 gigatoneladas de CO2 equivalente, menos de un 1% de las emisiones globales proyectadas para 2030.
Esta falta de progreso hace que el mundo se precipite hacia un incremento de la temperatura muy por encima del objetivo del Acuerdo de París, concretamente entre 2,4 y 2,6 grados. De no ser reformadas, las políticas actuales conducirían a un aumento de 2,8 grados, situación que refleja la diferencia entre las promesas y la acción concreta, en términos de temperatura.
En el mejor de los casos, el desarrollo completo de los compromisos nacionales
Según el Pnuma, el mundo necesita “reducir de manera nunca antes vista” las emisiones de gases de efecto invernadero durante los próximos ocho años para cumplir el objetivo del Acuerdo de París.
Para que el calentamiento global se mantenga en 1,5°C, las emisiones deben reducirse en un 45% con respecto a las previstas en las políticas actuales de aquí a 2030. Para alcanzar el objetivo de los 2°C, se necesita una disminución del 30%.
“Reformar la economía mundial y reducir casi a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero de aquí a 2030 constituye un desafío enorme, incluso imposible según algunos, pero debemos intentarlo”, indicó Andersen, antes de añadir: “Cada décima de temperatura cuenta: para las comunidades vulnerables, para las especies y los ecosistemas, y para toda persona en el mundo”.
ELECTRICIDAD, INDUSTRIA, TRANSPORTE Y CONSTRUCCIÓN
El informe concluye que la transformación hacia emisiones netas cero de gases de efecto invernadero en el suministro de electricidad, la industria, el transporte y la construcción está en marcha, pero necesita avanzar mucho más rápido.
El suministro de electricidad es el sector con mayores progresos, ya que los costes de la electricidad producida con fuentes renovables se han reducido drásticamente. Sin embargo, el ritmo del cambio debe multiplicarse junto con medidas para garantizar una transición justa y el acceso universal a la energía.
En lo relativo a la construcción, es necesario integrar rápidamente las mejores tecnologías disponibles. En cuanto a la industria y el transporte, el informe anima a seguir desarrollando e implementando las tecnologías de cero emisiones.
Para avanzar en la transformación, todos los sectores deben evitar limitarse a nuevas infraestructuras de uso intensivo de combustibles fósiles y avanzar en las tecnologías no contaminantes.
SISTEMA ALIMENTARIO
Los ámbitos prioritarios para los sistemas alimentarios, que representan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero, incluyen la protección de los ecosistemas naturales, cambios relacionados con la demanda, mejoras en la producción de alimentos en las explotaciones agrícolas y la descarbonización de las cadenas de suministro de comida.
Las medidas ejecutadas en estas cuatro áreas pueden reducir las emisiones mundiales del sistema alimentario proyectadas para 2050 en aproximadamente un tercio de los niveles actuales, en lugar de casi duplicar las emisiones si se continúa con las prácticas y políticas actuales.
Los gobiernos pueden facilitar la transformación reformando las subvenciones y los regímenes fiscales. Las empresas pueden reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, utilizar energía renovable y desarrollar nuevos alimentos que reduzcan las emisiones de carbono. Y la ciudadanía puede cambiar sus estilos de vida relativos al consumo de alimentos para favorecer la sostenibilidad ambiental y la reducción de emisiones de carbono, lo que conlleva beneficios para la salud.
SISTEMA FINANCIERO
Por otra parte, la transformación mundial hacia una economía de bajas emisiones requiere inversiones por un valor de al menos cuatro a seis billones de dólares al año. Se trata de una parte relativamente pequeña (1,5% a 2%) del total de activos financieros administrados, pero significativa (20% a 28%) en términos de recursos anuales adicionales por asignar.
La mayoría de los actores financieros, a pesar de las intenciones ya declaradas, han implementado medidas limitadas en la mitigación del clima debido a sus intereses a corto plazo, objetivos contradictorios y al reconocimiento insuficiente de los riesgos climáticos.
El informe recomienda varios enfoques simultáneos sobre la reforma del sector financiero, entre ellos que los mercados sean más eficientes; fijar precios del carbono; apuntalar el comportamiento financiero con intervenciones de política pública, impuestos, gastos y regulaciones; crear mercados para las tecnologías con bajas emisiones de carbono; movilizar a los bancos centrales y establecer ‘clubes’ climáticos de países cooperantes, iniciativas financieras transfronterizas y asociaciones de transformación justa.
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