MADRID, 13 (SERVIMEDIA)
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) renovó este lunes su petición de liberación “por razones humanitarias” para ocho ecologistas que llevan cinco años encarcelados en Irán tras ser acusados de delitos relacionados con el espionaje al usar cámaras para analizar animales en peligro de extinción en ese país.
La Guardia Revolucionaria de Irán detuvo a nueve científicos el 24 y el 25 de enero de 2018. Uno de ellos, Kavous Seyed-Emami, académico iraní-canadiense, murió en circunstancias sospechosas en la prisión de Evín dos semanas después de su detención. Las autoridades dijeron que se había suicidado y se negaron a entregar el cuerpo si la familia no accedía a enterrarlo inmediatamente sin una autopsia independiente, según Amnistía Internacional.
La condena para los otros ocho llegó en octubre de 2018. Cuatro de ellos (Niloufar Bayani, Houman Jowkar, Morad Tahbaz y Taher Ghadirian) fueron acusados de “corrupción en la tierra”, otros tres (Amirhossein Khaleghi, Sepideh Kashani y Abdolreza Kouhpayeh) de espionaje y otro (Sam Rajabi), de “cooperar con Estados hostiles contra la República Islámica” y de “reunión y colusión para cometer delitos contra la seguridad nacional”.
Las autoridades de Irán acusaron a estas personas de usar proyectos científicos y medioambientales, como el seguimiento del guepardo asiático con cámaras, como tapadera para reunir información militar clasificada. Las cámaras son una herramienta común que utilizan los conservacionistas para seguir especies de animales en peligro de extinción.
“REGRESO SEGURO A CASA”
Han pasado cinco años desde su encarcelamiento. El Pnuma recordó los recientes indultos emitidos por las autoridades iraníes y renovó su llamamiento a “la clemencia y al regreso seguro a casa” de todos los conservacionistas ambientales encarcelados en Irán.
Según el Pnuma, Bayani trabajó entre 2012 y 2017 como consultora en la oficina de esta agencia de la ONU en Ginebra (Suiza), donde se centró en mejorar la resiliencia de las comunidades frente a los desastres y el cambio climático.
Esta misión llevó a Bayani a países como la República Democrática del Congo, Haití, Costa de Marfil y Sri Lanka. También fue autora principal de varias publicaciones del Pnuma que examinaron cómo las funciones reguladoras de los ecosistemas podrían proporcionar un amortiguador contra los desastres.
Sin embargo, Bayani, que es bióloga conservacionista de formación, regresó a su país de origen en 2017 para trabajar en los esfuerzos de conservar el guepardo persa o asiático, una de las especies de felinos grandes más amenazadas del mundo.
“Nuestro mundo natural está bajo una tremenda presión. La triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de naturaleza y biodiversidad, y la contaminación y los residuos amenaza con erosionar décadas de progreso en la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible. Los conservacionistas ambientales son aliados cruciales en la protección de los derechos de las generaciones actuales y futuras a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible. No podemos construir un futuro mejor sin ellos”, concluyó el Pnuma.
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