La misión de la ONU en Sudán habla de posibles crímenes contra la humanidad en el marco del conflicto en Darfur
MADRID, 14 (EUROPA PRESS)
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, ha expresado su preocupación por la “creciente dimensión étnica” de la violencia y por el aumento de la violencia sexual en Darfur (Sudán) derivado de los enfrentamientos entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF).
Guterres ha reiterado tanto al Ejército como a las RSF un cese de las hostilidades y les ha recordado su obligación de proteger a los civiles después de recibir numerosos informes de la “violencia a gran escala” en la región de Darfur, especialmente en El Geneina (Darfur Occidental), aunque también en otras áreas como Nyala (Darfur Sur) o El Fasher (Darfur Norte).
“El secretario general reafirma el compromiso de Naciones Unidas de apoyar al pueblo sudanés. Con casi nueve millones de personas que ahora necesitan urgentemente ayuda humanitaria y protección en Darfur, enfatiza la necesidad de poner fin al saqueo y ampliar el acceso para que la ayuda pueda llegar a quienes más la necesitan y rinde homenaje a los trabajadores humanitarios, especialmente a nuestros socios locales, que arriesgan sus vidas para brindar asistencia”, ha dicho su portavocía.
Por su parte, el representante especial de la Secretaría General de la ONU para Sudán, Volker Perthes, ha señalado que “la situación en Darfur sigue deteriorándose” y ha mostrado su “particular alarma” por la situación en El Geneina, escenario de “varias oleadas de violencia desde abril que han tenido dimensiones étnicas”.
“Si bien la ONU sigue recopilando detalles adicionales sobre estas informaciones, está surgiendo un patrón de ataques a gran escalla contra civiles a partir de su identidad étnica supuestamente cometidos por milicias áreas y hombres armados con uniforme de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF)”, ha señalado.
Así, ha recalcado que “estas informaciones son profundamente preocupantes” y ha advertido de que “de ser verificadas, podrían equivaler a crímenes contra la humanidad”, al tiempo que ha añadido que el estallido del conflicto entre el Ejército y el grupo paramilitar ha provocado un “rápido deterioro” de la seguridad y la situación humanitaria en el país, “especialmente en Jartum, Darfur y Kordofán”.
“Si bien la ONU es incapaz en estos momentos de verificar todas las supuestas violaciones de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario, la información recibida de parte de múltiples entidades de la sociedad civil y redes de defensores de los Derechos Humanos pintan una imagen clara sobre la escala devastadora del impacto sobre la población civil”, ha explicado.
En este sentido, Perthes ha aseverado que “además de la muerte y heridas sufridas por miles de civiles, las comunidades siguen sufriendo escasez de alimentos, dificultades en el acceso a suministros médicos y restricciones de movimiento para salir de las zonas en conflicto”.
“Cientos de miles de personas se han visto desplazadas, incluidas poblaciones que ya se habían visto desplazadas por décadas de conflicto”, ha dicho, antes de reseñar que “las acusaciones sobre violencia sexual contra mujeres y niñas son profundamente alarmantes”, según un comunicado publicado por la Misión Integrada de Asistencia para la Transición de la ONU en Sudán (UNITAMS) a través de su página web.
Por ello, ha reiterado que “la ONU condena en los términos más firmes todos los ataques contra civiles e infraestructura civil, independientemente de su forma y de quiénes sean los responsables”, y ha añadido que “es imperativo que las fuerzas de seguridad y los actores armados no estatales cumplan su labor bajo el Derecho Humanitario a la hora de respetar el derecho a la vida y evitar ataques contra civiles”.
Perthes ha aplaudido además las “medidas proactivas” adoptadas “en algunas zonas” por parte de “comunidades locales y autoridades estatales” para intentar reducir las tensiones y mediar, al tiempo que ha indicado que “se importante garantizar que todas las violaciones son documentadas con el objetivo de que haya una rendición de cuentas”.
“La UNITAMS continuará sus esfuerzos de supervisión de la situación y pondrá sus recursos a disposición de todas las partes para lograr una solución pacífica al conflicto, en coordinación con los socios regionales e internacionales”, ha zanjado Perthes, quien fue recientemente declarado ‘persona non grata’ por las autoridades de Sudán.
La región de Darfur es víctima de un conflicto iniciado el 25 de abril de 2003, cuando el Movimiento de Liberación de Sudán atacó al Ejército sudanés en el aeropuerto de El Fasher, en Darfur Norte, lo que ha provocado cientos de miles de muertes violentas y millones de desplazamientos.
Las fuerzas gubernamentales respondieron a los ataques rebeldes con ataques tanto contra estos como contra civiles pertenecientes a determinados grupos étnicos acusados de apoyar a la insurgencia, estrategia que siguen aplicando en la actualidad y que ha provocado “una enorme cantidad de muertes, destrucción y desplazamientos de población”. Amnistía Internacional documentó en 2016 el uso de armas químicas contra la población civil por parte del Ejército.
Cuando el expresidente Omar Hasán al Bashir fue derrocado en 2019, un Gobierno de transición repartido entre los militares y dirigentes civiles no ha impedido el cese de la violencia en la zona, pues no ha mostrado voluntad ni capacidad para proteger a los civiles.
En diciembre de 2022 firmaron un acuerdo para nombrar una nueva autoridad civil de transición por un periodo de dos años y en el se establecía la rendición de cuentas por los crímenes de Derecho Internacional y sin que puedan acogerse a inmunidades o amnistías.
Las actuales hostilidades entre las RSF y el Ejército estallaron en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición abierta tras el derrocamiento de al Bashir en 2019, dañada por el golpe de Estado de octubre de 2021, en el que fue derrocado el primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok.
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