MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Naciones Unidas ha alertado de que más de 800.000 personas podrían huir de Sudán a causa de los combates que estallaron a mediados de abril entre el Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) por desavenencias en torno a la integración de estas últimas en las Fuerzas Armadas como uno de los pasos de cara a un proceso de transición democrática.
El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, ha indicado que el organismo, “junto con gobiernos y socios”, se está preparando “ante la posibilidad de que más de 800.000 personas puedan huir de los combates en Sudán hacia los países vecinos”.
“Esperamos que no llegue a eso, pero si la violencia no se detiene, veremos a más personas forzadas a huir de Sudán buscando un lugar seguro”, ha señalado Grandi a través de un breve mensaje publicado en su cuenta oficial en la red social Twitter. Los combates han provocado que decenas de miles de personas huyan a Egipto, Chad, Sudán del Sur y República Centroafricana (RCA).
Por su parte, la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Olga Sarrado Mur, ha resaltado que el organismo calcula que “más de 100.000 refugiados figuran entre los que han huido de Sudán hacia países vecinos, incluidos refugiados sudaneses, sursudaneses que vuelven a casa de forma prematura y otros que eran refugiados en Sudán”.
Así, ha explicado que la cifra de 800.000 posibles refugiados por los combates “es una proyección usada para planificación financiera y operacional”. “Del total, cerca de 600.000 serían refugiados sudaneses, así como refugiados acogidos por Sudán que buscan seguridad”.
“Además, más de 200.000 sursudaneses y otros refugiados acogidos por Sudán podrían volver a sus hogares de forma prematura”, ha explicado, antes de detallar que ACNUR “lanzará un Plan de Respuesta Regional Interagencias para Refugiados que incluirá necesidades financieras”.
“Estamos discutiendo los detalles con los socios de cada país y planeamos publicar el llamamiento lo antes posible”, ha asegurado, antes de advertir de que “los países vecinos de Sudán afectados por esta nueva emergencia acogen ya a una gran población de refugiados y desplazados internos”.
Sarrado Mur ha recalcado que existe una falta de fondos y ha añadido que “los países de asilo necesitarán apoyo adicional para dar protección y asistencia”. “Entre las necesidades urgentes están el agua, la comida, el cobijo, la atención sanitaria, material de socorro, servicios de respuesta y prevención contra la violencia de género y servicios de protección de la infancia”, ha aseverado.
Por otra parte, ha especificado que hasta el momento “los movimientos transfronterizos más significativos” han tenido lugar hacia Chad y Egipto, así como el desplazamiento de sursudaneses que están volviendo a Sudán del Sur. “La mayoría de las nuevas llegadas en Chad y Sudán del Sur son mujeres y niños”, ha manifestado.
La portavoz de ACNUR ha confirmado además que el organismo desplegó la semana “equipos de emergencia adicionales” y activó la cadena de suministros global para responder a la emergencia, que ha provocado que algunos de los llegados a Chad tengan que estar durmiendo al raso o bajo árboles.
En el caso de Chad se han registrado e identificado más de 21.000 refugiados, mientras que en República Centroafricana (RCA) se calcula que unos 6.000 refugiados han cruzado la frontera. “El registro debería empezar pronto y las valoraciones sobre reubicación están en marcha para alejar a la gente de la frontera a zonas más seguras”, ha puntualizado.
“En Etiopía, la mayoría de las llegadas son de personas de terceros países, junto a algunos refugiados”, ha dicho, Sarrado Mur, que ha agregado que el organismo lleva a cabo una “misión para valorar las necesidades” de las personas que están llegando a Egipto huyendo de los combates en Sudán, cifra que ascendería a 40.000 sudaneses y 2.300 extranjeros.
Por otra parte, ha reseñado que “la suspensión de algunos programas en Sudán probablemente exacerbará las crisis que sufren los que dependen de la ayuda humanitaria para sobrevivir”, mientras que más de 60.000 refugiados han huido de la capital, Jartum, buscando seguridad en campamentos de refugiados en los estados de Nilo Blanco, Gedaref y Kassala.
“ACNUR está especialmente preocupado por la situación en Darfur, donde la situación humanitaria sigue siendo difícil. Tememos que las hostilidades azucen tensiones étnicas e intercomunitarias ya existentes sobre la tierra y el acceso a los recursos, lo que podrían provocar más desplazamientos”, ha zanjado.
Las hostilidades estallaron el 15 de abril en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF –lideradas por Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, quien es además vicepresidente del Consejo Soberano de Transición– en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición.
El proceso de conversaciones arrancó con mediación internacional después de que el jefe del Ejército y presidente del Consejo Soberano de Transición, Abdelfatá al Burhan, encabezara en octubre de 2021 un golpe de Estado que derrocó al entonces primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok, nombrado para el cargo a raíz de los contactos entre civiles y militares después de la asonada de abril de 2019, que puso fin a 30 años de régimen de Omar Hasán al Bashir.
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