El enviado de la ONU en Sudán habla de “error de cálculo” y advierte de que el país “podría quedar cada vez más fragmentado”
MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
Naciones Unidas ha lamentado que “no hay signos inequívocos” de que los jefes del Ejército y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), Abdelfatá al Burhan y Mohamed Hamdan Dagalo, alias ‘Hemedti’, respectivamente, estén dispuestos a unas “negociaciones serias” para intentar poner fin al conflicto que estalló el 15 de abril y ha sostenido que ambos piensan que pueden lograr una victoria militar, en medio de unos combates que han dejado ya más de 450 muertos y 4.000 heridos.
El representante especial de Naciones Unidas para Sudán, Volker Perthes, ha manifestado que esta postura “es un error de cálculo” y ha advertido de que “mientras continúen los combates, la ley y el orden se deteriorarán” y “el mando y control se disiparán”. “Sudán podría quedar cada vez más fragmentado, lo que tendría un impacto devastador en la región”, ha sostenido.
Así, ha alertado sobre las informaciones que apuntan a que algunas tribus y movimientos armados se están movilizando en la región de Darfur y posicionándose con alguna de las partes en conflicto, algo que ha descrito como “peligroso”, antes de indicar que “podría arrastrar a los países vecinos de Sudán”. “Renuevo mi llamamiento a todas las comunidades para que mantengan la neutralidad y eviten alinearse con algún bando”, ha manifestado.
Perthes ha resaltado que el alto el fuego de 72 horas anunciado a última hora del lunes ha sido respetado “en algunas partes”, al tiempo que ha reconocido que en la capital, Jartum, las hostilidades han continuado y, “en algunos casos, se han intensificado”, en medio del cruce de acusaciones sobre violaciones de la tregua por parte de las Fuerzas Armadas y las RSF.
“Las áreas residenciales cercanas a instalaciones de las Fuerzas Armadas de Sudán y las RSF han sido objeto de ataques persistentes”, ha aseverado Perthes, que ha indicado que escuelas, tiendas, mezquitas y hospitales han sufrido daños o han quedado “totalmente destruidos”. Asimismo, ha denunciado saqueos, también en viviendas y coches del personal de Naciones Unidas, trabajadores humanitarios y diplomáticos.
“También hemos recibido informes preocupantes sobre intentos de agresión sexual. Con las rutas de suministro agotándose y destruidas por los bombardeos, aumenta el miedo a un repunte de la criminalidad”, ha manifestado, al tiempo que ha recordado que hay informaciones sobre la liberación de presos. “Los combates en Sudán han creado una catástrofe humanitaria, con los civiles sufriendo la carga”, ha puntualizado.
Por otra parte, ha hecho hincapié en que la “reubicación y evacuación” de su personal en Sudán “no significa que la ONU esté abandonando Sudán”. “Ahora hay tres prioridades inmediatas para la ONU y sus socios”, ha dicho, antes de detallar que se trata de un alto el fuego con un mecanismo de monitorización, una vuelta a las negociaciones políticas y “el alivio del sufrimiento humano”.
“La valentía y resiliencia de nuestros amigos sudaneses, el personal nacional y los socios, siguen motivándonos”, ha recalcado Perthes, quien es además jefe de la Misión Integrada de Asistencia para la Transición de la ONU en Sudán (UNITAMS). “Toda la familia de Naciones Unidas trabajará de forma incansable para poner fin a la violencia en Sudán y restaurar la esperanza de un futuro mejor”, ha remachado.
Las hostilidades estallaron en el marco de un aumento de las tensiones en torno a la integración de las RSF –lideradas por ‘Hemedti’, quien es además vicepresidente del Consejo Soberano de Transición– en el seno de las Fuerzas Armadas, parte clave de un acuerdo firmado en diciembre para formar un nuevo gobierno civil y reactivar la transición.
El proceso de conversaciones arrancó con mediación internacional después de que Al Burhan, también presidente del Consejo Soberano de Transición, encabezara en octubre de 2021 un golpe de Estado que derrocó al entonces primer ministro de unidad, Abdalá Hamdok, nombrado para el cargo a raíz de los contactos entre civiles y militares después de la asonada de abril de 2019, que puso fin a 30 años de régimen de Omar Hasán al Bashir.
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