MADRID, 3 (EUROPA PRESS)
La asesora especial de Naciones Unidas sobre la Prevención del Genocidio, Alice Nderitu, ha expresado su preocupación por el empeoramiento de la situación de seguridad en Nigeria y ha alertado de los peligros de los ataques por motivos de “identidad”, después de la muerte de 40 miembros de la comunidad fulani en un bombardeo ejecutado la semana pasada en la frontera entre los estados de Nasarawa y Benue.
“Estas dinámicas de atacar a comunidades a partir de una base identitaria, si no son abordadas, podrían alimentar las tensiones intercomunitarias, el reclutamiento por parte de grupos armados y los ataques en venganza, con un impacto obvio sobre los civiles”, ha manifestado, antes de alertar especialmente de la situación en las regiones del centro-oeste y el centro-norte del país africano.
Así, ha explicado que el empeoramiento de la situación de seguridad está marcado por la politización de las actividades de pastoreo y trashumancia y las crecientes divisiones, incluida la estigmatización a partir de líneas religiosas y étnicas.
“Es un ambiente extremadamente volátil y es importante que las elecciones generales que se celebrarán el 25 de febrero no desencadenen violencia o incluso atrocidades”, ha manifestado Nderitu, quien ha apuntado además a un aumento del discurso de odio étnico y la incitación a la discriminación.
Por ello, ha pedido a los líderes políticos nigerianos que cumplan su compromiso de llevar a cabo campañas electorales pacíficas, antes de reclamar a líderes tradicionales que actúen para rebajar las tensiones y evitar la incitación a la violencia. Nderitu ha reclamado además a las autoridades que las operaciones de lucha contra el terrorismo se llevan a cabo en línea con el Derecho Humanitario.
“Los continuos y elevados niveles de violencia contra comunidades en respuesta a la trashumancia, incluido el discurso de odio y la incitación a la violencia, son particularmente preocupantes de cara a las próximas elecciones en muchos países de la región”, ha zanjado.
Nigeria ha sido escenario de un repunte de las tensiones intercomunitarias durante los últimos años debido a las disputas en torno a territorios y recursos, especialmente ante el impacto de la sequía. La mayoría de estos enfrentamientos han estado protagonizados por pastores fulani, mayoritariamente musulmanes, y agricultores asentados en el centro del país, principalmente cristianos.
Los fulani denuncian su marginación en Nigeria y otros países de la región, mientras que otras comunidades les acusan de ser miembros de grupos yihadistas que operan en la zona debido a que estos –incluidas las filiales de Al Qaeda y Estado Islámico– han aprovechado el descontento de los peul para engrosar sus filas. Esto ha derivado además en denuncias sobre abusos por parte de las fuerzas de seguridad contra esta comunidad.
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