MADRID, 26 (EUROPA PRESS)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado una serie de directrices para transformar de forma “urgente” las políticas de salud mental, entre las que se incluyen el abordaje de los factores sociales y económicos que pueden afectar psicológicamente a las personas, como el empleo, la vivienda o la educación.
El organismo ha instado a garantizar que las políticas y los servicios de salud mental se ajusten a las normas internacionales de Derechos Humanos, de forma que estos queden “protegidos” y “defendidos”.
La OMS cree necesario poner énfasis en el estilo de vida y la salud mental, así como en las intervenciones psicológicas, sociales y económicas; además, ha pedido implementar estrategias de prevención y promover la salud mental y el bienestar de toda la población.
Otra de las medidas incluidas consiste en garantizar que las personas con experiencia previa estén “empoderadas” para participar en la planificación y el diseño de políticas, a fin de asegurar que tanto estas como los servicios de salud mental respondan a sus necesidades.
Estas recomendaciones llegan para hacer frente a los desafíos a los que se enfrentan los servicios de salud mental en todo el mundo, que “siguen estando infrafinanciados” y que presentan “importantes deficiencias” en el acceso y su calidad; en algunos países, hasta el 90 por ciento de las personas con trastornos mentales graves no reciben atención alguna, mientras que muchos de los servicios existentes se basan en modelos institucionales “obsoletos” que no cumplen con las normas internacionales.
“A pesar de la creciente demanda, los servicios de salud mental de calidad siguen estando fuera del alcance de muchas personas. Estas nuevas directrices brindan a todos los gobiernos las herramientas para promover y proteger la salud mental y construir sistemas que beneficien a todos”, ha expresado el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Esta guía, elaborada en consulta con expertos mundiales, responsables políticos y personas con experiencia práctica, también identifica como “áreas clave” que requieren una reforma urgente las cuestiones de liderazgo y gobernanza, organización de los servicios, desarrollo de la fuerza laboral, intervenciones centradas en la persona y abordar los determinantes sociales y estructurales de la salud mental.
Además, se basa en los recursos, las orientaciones y las herramientas desarrolladas en el marco de la iniciativa QualityRights de la OMS, con el objetivo de promover un enfoque de la salud mental centrado en la persona, orientado a la recuperación y basado en los derechos.
Esta “herramienta fundamental para gobiernos, responsables políticos y partes interesadas” ayudará a “priorizar y adaptar” las políticas a cada contexto nacional específico, y la OMS ha mostrado su disposición de proporcionar asistencia técnica e iniciativas de desarrollo de capacidades para que los países puedan implementarla.
“Esta nueva guía de la OMS proporciona estrategias prácticas para que los países creen sistemas de salud mental inclusivos, receptivos y resilientes. Diseñada para ser flexible, permite a todos los países, ya sean de ingresos bajos, medianos o altos, adaptar su enfoque de la atención médica en función del contexto, las necesidades y las prioridades nacionales”, ha manifestado la jefa de la Unidad de Políticas, Derecho y Derechos Humanos del Departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS, Michelle Funk.
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