MADRID, 27 (SERVIMEDIA)
La directora del Plan Global de Tuberculosis de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tereza Kasaeva, advirtió que “por primera vez en más de diez años, un informe de la OMS)muestra que los casos de tuberculosis y muertes han crecido: cerca de 4.400 personas fallecen cada día de tuberculosis y casi 30.000 personas caen enfermas con esta dolencia prevenible y curable”.
Kasaeva lo expudo en el mensaje dirigido a los participantes de la 11ª Jornada de Actualización de la Red TBS-Stop Epidemias que se celebró la semana pasada en Madrid con motivo del Día Mundial de la Tuberculosis.
“Porque aunque el esfuerzo global de combatir la tuberculosis se estima que ha salvado 74 millones vidas desde el año 2000”, continuaba la directora, “la pandemia de covid-19, junto al conflicto y otras crisis e injusticias sociales y económicas, han provocado un retroceso de años en el avance de la lucha contra la tuberculosis y esto ha supuesto una carga más a los afectados, especialmente a los más vulnerables”.
Kazaeva coincidió con el mensaje de nuevo reiterado por el presidente del Comité Científico de la Red TBS-Stop Epidemias, Julio Ancochea: “La TB sigue siendo una de las enfermedades infecciosas más mortales del mundo”, esgrimía la directora, “pese a ser una enfermedad prevenible y tener cura”.
El abordaje, según esta responsable de la OMS, pasa por “crear expectativas e impulsar un liderazgo de alto nivel; incrementar las inversiones; acelerar las actualizaciones de las nuevas recomendaciones de la OMS; la implementación de innovaciones; avivar las acciones y la colaboración multisectorial para combatir la epidemia de la tuberculosis”.
Colaboración y entendimiento transversal como el que propician desde hace una década las Jornadas de Actualización de la Red TBS-Stop Epidemias, como ésta en la que tanto la dirigente de la OMS como el foro presente coincidieron en la necesidad de garantizar una sanidad global que dé acceso a tratamiento a la parte más vulnerable y desprotegida de la sociedad, “que suele ser la que más probabilidad tiene de acabar sucumbiendo a la enfermedad”.
“Pedimos un aumento urgente de las inversiones nacionales e internacionales con el fin de cubrir las lagunas de financiación críticas y asegurar una asistencia sanitaria universal en la prevención de la TB
y su cuidado e investigación”, esgrimía Tereza Kasaeva ahondando en la necesidad que constata la OMS de que esa investigación avance en el desarrollo de alguna vacuna que pueda contribuir a ponerle freno más eficaz y velozmente, “tal como hemos aprendido con la pandemia”, recordaba la dirigente de la OMS, que no dudó en señalar la necesidad de poner “el foco en la importancia de afrontar la sanidad en situación de desigualdad para garantizar la salud de todos.”
Y como la dirigente de la OMS, el doctor Ancochea, presidente de la Red TBS-Stop Epidemias, no dudó en sumarse al “llamamiento de acción global para abordar la salud y las desigualdades de pacientes con TB y otras enfermedades”. Situación que se perfiló a fondo desde las diferentes mesas de debate de esta completa 11ª Jornada de Actualización desde la que se recordó, en palabras de Tereza Kasaeva, que “el avance en la lucha contra la TB y sus impulsores no se puede alcanzar solo con el sistema” sanitario, es imprescindible “un compromiso político firme del más alto nivel, una fuerte colaboración más allá de la sanidad y con un sistema de responsabilidad eficiente”.
VIGILANCIA
“La TB es una de las enfermedades que requieren más esfuerzo para su vigilancia. La calidad de los datos depende de su actualización a partir de diversas fuentes de información y del seguimiento de los pacientes. En el nivel nacional se observa una baja exhaustividad en la cumplimentación de la información y datos incongruentes difíciles de interpretar que limitan el análisis de los datos. Para poder seguir avanzando en el control de esta enfermedad, tal como contempla el Plan Nacional, es clave mejorar su vigilancia entre todos los actores involucrados en ella.” Así lo esgrimía Zaida Herrador Ortiz. Investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, quien reconocía al mismo tiempo que “uno de los tres objetivos específicos del Plan para la Prevención y Control de la Tuberculosis, aprobado por el Consejo Interterritorial (CISNS en junio de 2019), es precisamente mejorar el conocimiento y la información sobre los casos y brotes de TB para mejorar su prevención y control a través de la vigilancia.”.
“En 2020 se cumplieron las dos primeras metas del Plan, alineadas con los compromisos internacionales: la reducción del 15%-21% en la tasa global en 2020 con respecto a 2015 (que fue del 26,5%) y la reducción media anual de la tasa de TB pulmonar del 4% para el periodo 2015-2020 (que fue del 6%).” Explicaba Herrador lamentándose de que “las otras dos metas planteadas en el Plan, alcanzar una tasa de éxito en el tratamiento del 95 % para los casos sensibles a fármacos y del 75 % en casos con resistencias no se han podido cuantificar en 2020 ni en 2021 por falta de información y baja calidad de los datos”.
Aún así, siguiendo con la exposición de Zaida Herrador, “según los últimos datos consolidados en RENAVE” (Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica mediante la que las comunidades autónomas notifican los casos al Centro Nacional), “la tasa de notificación de TB en 2021 fue de 7,61 por 100.000, lo que sitúa a España entre los países de baja incidencia por cuarto año consecutivo, con una tendencia decreciente constante desde 2012.
Decreciente es también en los centros penitenciarios españoles, cuyo modelo de abordaje lleva años siendo ejemplo en estas jornadas. Y es que, tal como expuso Enrique Acín, jefe del Área de Salud Pública de la Subdirección General de Sanidad Penitenciaria del Ministerio del Interior, “los centros penitenciarios son un punto de control de la enfermedad, en beneficio lógicamente de toda la comunidad, ya que la prisión no es un compartimento estanco.” Según los datos de Acín, “la incidencia de tuberculosis en Instituciones Penitenciarias entre la población privada de libertad nacida en España es actualmente 4 veces inferior a la de hace 10 años y entre la población extranjera es 2,5 veces inferior.”
La clave, según explicaba este experto, pasa por “el programa de prevención y control de la tuberculosis que se realiza en el medio penitenciario” que “tiene como bases fundamentales el diagnóstico precoz, el tratamiento directamente observado y el estudio de contactos, así como una vigilancia estricta de las resistencias a los fármacos habitualmente usados en el tratamiento de la enfermedad y el tratamiento de la infección tuberculosa latente detectada mediante las pruebas de cribado que se realizan al ingreso en prisión. El objetivo final, devolver a la persona privada de libertad al medio libre en mejor situación sanitaria que la que tenía a su ingreso y contribuir al control de la tuberculosis en la comunidad.”
Un control de la transmisión que se optimiza con la epidemiología genómica, tal como exponía Darío García de Viedma, del Laboratorio de Genómica Microbiana del Servicio de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón. “Únicamente mediante la articulación natural entre la información extraída de los avances moleculares, genómicos y epidemiológicos es posible diseccionar las dinámicas de transmisión de TB y los entornos de exposición más relevantes en poblaciones complejas, para, por último, diseñar estrategias de control eficaces, adaptadas a la naturaleza y complejidad de cada cluster” concluía este experto, cuyo equipo de trabajo ha participado desde hace más de dos décadas en el desarrollo de sistemas optimizados de vigilancia de la transmisión de la tuberculosis en entornos de elevada complejidad socio-epidemiológica.
“A la resolución genómica en la caracterización de clusters, se añade la participación de agentes comunitarios en salud, elementos clave para obtener información epidemiológica refinada en la que apoyar la identificación de entornos de transmisión no obvios” explicaba García de Viedma remarcando que “esta estrategia de trabajo ha sido especialmente adecuada a la vigilancia de la transmisión de TB durante la pandemia de covid-19, ya que ha permitido dirigir los escasos recursos de control, secuestrados por los requerimientos de la pandemia. La información rápida y precisa de las cadenas de transmisión de TB que merecían ser vigiladas de modo prioritario ha facilitado sacar el máximo provecho a los escasos recursos disponibles.”
“Ese esfuerzo por conseguir los mejores resultados debe seguir guiándonos en esta lucha contra la tuberculosis que solo actuando todos juntos lograremos vencer”, concluía Julio Ancochea.
- Te recomendamos -