MADRID, 16 (SERVIMEDIA)
La microbiota intestinal produce unas sustancias con una función idéntica a la enzima humana DPP-4, responsable de la degradación de las incretinas, las hormonas que controlan la glucosa en sangre, según revela un estudio liderado por el Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Según informó el CSIC, este hallazgo, publicado en la revista ‘Genome Biology’, abre la puerta a desarrollar fármacos frente a enzimas de origen bacteriano y mejorar los tratamientos frente a la diabetes tipo 2. Las incretinas son las hormonas causantes de la secreción de insulina por parte del páncreas cuando se ingiere comida y, por tanto, responsables de la disminución de los niveles de glucosa en sangre.
Las dos incretinas principales son el polipéptido inhibidor gástrico (GIP) y el péptido similar al glucagón tipo 1 (GLP-1), hormonas con las que la DPP-4 interacciona directamente. La investigación evidencia que las enzimas producidas por las bacterias, con un comportamiento idéntico a la DPP-4, también interactúan con estas hormonas.
“Hasta ahora sabíamos que la actividad de la dipeptidil peptidasa-4 o DPP-4 producida por las células humanas empeoraba la respuesta a la glucosa, porque rompe e inactiva las incretinas, responsables de que se libere la insulina tras la ingesta de comida”, explicó la investigadora del CSIC en el IATA y una de las autoras del estudio, Marta Olivares.
Ahora hemos detectado que algunas bacterias intestinales producen un homólogo del DPP-4. Se trata de un mecanismo a través del cual la microbiota puede empeorar nuestra salud metabólica”, añadió.
La investigación farmacéutica para el tratamiento de la diabetes tipo 2 puso el foco en la interacción entre DPP-4 y las incretinas, intentando aumentar la vida útil de estas inhibiendo la actividad de la enzima DPP-4.
“Estos fármacos se han diseñado para actuar sobre la DPP-4 humana, pero no sabíamos que algunas bacterias intestinales producen enzimas que actúan de manera idéntica”, afirmó el científico del CSIC en el IATA y autor del estudio, Alfonso Benítez.
Los resultados del trabajo muestran que, si bien algunos fármacos son efectivos para impedir la acción de las enzimas homólogas a DPP-4 de las bacterias del género Parabacteroides merdae, otros medicamentos no tienen ningún efecto sobre su comportamiento. Es decir, los inhibidores utilizados habitualmente en las terapias antidiabéticas varían en su capacidad de acción frente a las enzimas bacterianas, según comentó el CSIC.
El equipo de investigación destacó la importancia de desarrollar tratamientos que actúen frente a las enzimas de origen bacteriano. “Nuestro hallazgo muestra la necesidad de incorporar este factor para conseguir unas terapias más efectivas frente a la diabetes tipo 2”, concluyó Benítez.
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