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La jornada laboral de 37,5 horas, acordada por el PSOE y Sumar, reduciría el PIB en seis décimas y el empleo en ocho décimas en un período de dos años, según el BBVA

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MADRID, 21 (SERVIMEDIA)

BBVA Research, el servicio de estudios del banco, calcula que la jornada laboral máxima de 37,5 horas semanales pactada por PSOE y Sumar para gobernar en coalición restaría de media en los dos próximos años en torno a seis décimas al crecimiento medio anual del PIB y ocho décimas al del empleo si no se introducen medidas compensatorias.

Así se desprende de un estudio realizado por el servicio de estudios de BBVA en el que mide el impacto de esta medida que se pactó para acometerla en dos años, de manera que el año que viene se reduciría la jornada laboral máxima legal sin reducir el salario a 38,5 horas a la semana y en 2025 bajaría a 37,5 horas.

Tomando datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), BBVA indica que entre el cuarto trimestre de 2022 y el tercer de 2023, un total de ocho millones de asalariados tenían una jornada semanal efectiva y pactada mayor a las 37,5 horas, representando el 53,6% de los asalariados. El grueso de los asalariados que trabajan más de 37,5 horas se sitúa en el tramo entre 38,5 horas y 40 horas, con lo que buena parte de las repercusiones de la reducción de jornada se concentraría en 2024, que es cuando tendría lugar el primer descenso hasta las 38,5 horas.

El perfil de estos trabajadores que exceden el máximo legal al que se quiere llegar es de un hombre de entre 35 y 54 años, de nacionalidad española, con educación secundaria, que trabaja en el sector privado en actividades de servicios como técnicos y profesionales, tiene contrato indefinido, una antigüedad en la empresa de al menos 10 años y trabaja en Cataluña, Madrid o Andalucía.

El ‘exceso de horas trabajadas’, entendido como la diferencia entre la jornada efectiva y el nuevo límite propuesto, ha disminuido un 37,2% desde 2007. En el último año, todavía alcanza los 29,1 millones de horas semanales, lo que representa el 5,5% del total de horas efectivas.

IMPACTO

BBVA estima que la medida comprometida por PSOE y Sumar aumentaría un 1,5% la participación de los salarios en el PIB a finales de 2025 en ausencia de una respuesta anticipada de las empresas. Sin embargo, considera que una parte de las empresas reaccionará de forma anticipada.

Así, en ausencia de medidas compensatorias y en un escenario base con respuesta heterogénea por parte de las empresas, estima que el primer año, el crecimiento del PIB se vería reducido en seis décimas y el empleo en cinco décimas, mientras que la tasa de paro aumentaría en seis décimas y la productividad bajaría una décima. En el segundo año de aplicación, el PIB se reduciría en siete décimas, el empleo bajaría en 1,2 puntos, la tasa de paro aumentaría un punto y la productividad crecería cuatro décimas. Y en el tercer año y último para el que se han realizado las estimaciones, el impacto en el PIB sería de otras seis décimas a la baja, restaría nueve décimas al empleo, haría crecer la tasa de paro en seis décimas y la productividad crecería tres décimas.

BBVA calcula un impacto “a largo plazo” que refleja que el PIB se vería lastrado en 2,6 puntos, la generación de empleo se reduciría en 3,4 puntos, la tasa de paro aumentaría en 2,4 puntos, la productividad ganaría ocho décimas y la remuneración por asalariado aumentaría en 1,3 puntos.

RECOMENDACIONES

El servicio de estudios realiza una serie de recomendaciones como que antes de su aprobación, se evalúe detalladamente los efectos potenciales de la propuesta y se haga partícipes a los interlocutores sociales en su diseño y ejecución.

También propone a corto plazo medidas compensatorias orientadas a reducir los costes no salariales como las cotizaciones sociales, e incentivar la cooperación entre empresas y trabajadores para aumentar los efectos positivos de la reforma, mitigar los negativos y mejorar la posición competitiva de la economía española. En este sentido, apunta que un descenso de la carga prestacional financiado con un aumento de los impuestos indirectos, como el IVA, mejoraría la posición competitiva de la economía española.

“Además de sus repercusiones macroeconómicas, sería aconsejable monitorizar los posibles efectos microeconómicos de la reducción de la jornada sobre el bienestar de los trabajadores, su satisfacción laboral o su estado de salud”, recomienda.


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