MADRID, 06 (SERVIMEDIA)
Las energías limpias tendrán este año una inversión mundial que casi duplicará la destinada a combustibles fósiles (petróleo, gas y carbón), impulsadas por la mejora de las cadenas de suministro y los menores costes de esas tecnologías.
Ese pronóstico figura en la última edición del informe anual de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) sobre la inversión en energía en el mundo.
El informe, difundido este jueves, indica que se espera que la inversión total en energía supere los tres billones de dólares en todo el mundo, de los que dos billones se destinarán a tecnologías limpias, incluidas las energías renovables, los vehículos eléctricos, la energía nuclear, las redes, el almacenamiento, los combustibles de bajas emisiones, las mejores de la eficiencia y las bombas de calor.
El resto -algo más de un billón de dólares- se destinará a carbón, gas y petróleo. En 2023, la inversión combinada en energía renovable y redes superó por primera vez la cantidad gastada en combustibles fósiles.
Sin embargo, el informe advierte de que existen importantes desequilibrios y déficits en los flujos de inversión en energía en muchas partes del mundo. Destaca el bajo nivel de gasto en energía limpia en países emergentes y en desarrollo (con la excepción de China), que superará los 300.000 millones de dólares por primera vez, encabezados por India y Brasil.
“NUEVOS RÉCORDS”
Sin embargo, esto representa solo alrededor de un 15% de la inversión mundial en energía limpia, muy por debajo de lo que se requiere para satisfacer la creciente demanda energética en muchos de estos países, donde el alto coste del capital está frenando el desarrollo de nuevos proyectos.
“La inversión en energía limpia está estableciendo nuevos récords incluso en condiciones económicas desafiantes, lo que pone de relieve el impulso detrás de la nueva economía energética global. Por cada dólar que hoy se destina a combustibles fósiles, casi dos dólares se invierten en energía limpia”, resumió Fatih Birol, director ejecutivo de la AIE.
Birol indicó que “el aumento del gasto en energía limpia está respaldado por una economía sólida, por continuas reducciones de costos y por consideraciones de seguridad energética”.
“Pero también hay un fuerte elemento de política industrial, ya que las principales economías compiten por ventajas en nuevas cadenas de suministro de energía limpia. Es necesario hacer más para garantizar que la inversión llegue a los lugares donde más se necesita, en particular a las economías en desarrollo, donde hoy en día falta gravemente el acceso a una energía asequible, sostenible y segura”, añadió.
ACUERDO DE PARÍS
Cuando se alcanzó el Acuerdo de París en 2015, la inversión combinada en energías renovables y energía nuclear para la generación de electricidad fue el doble de la reservada a energía alimentada con combustibles fósiles.
En 2024, se prevé que esta cifra aumente a 10 veces más y la energía solar fotovoltaica liderará la transformación del sector energético. Actualmente, se destina más dinero a la energía solar fotovoltaica que a todas las demás tecnologías de generación de electricidad juntas.
Además, se espera que la inversión en energía solar fotovoltaica aumente este año a 500.000 millones de dólares a medida que la caída de los precios de los módulos estimule nuevas inversiones.
China representará la mayor parte de la inversión en energía limpia en 2024 con cerca de 675.000 millones de dólares estimados, gracias a la fuerte demanda interna en tres industrias: la solar, las baterías de litio y los vehículos eléctricos.
Por detrás están Europa y Estados Unidos, con inversiones en energía limpia de 370.000 millones y 31.500 millones de dólares, respectivamente.
Estas tres principales economías por sí solas representan más de dos tercios de la inversión mundial en energía limpia, lo que subraya las disparidades en los flujos internacionales de capital hacia la energía.
Se espera que la inversión mundial en petróleo y gas aumente este año un 7% hasta alcanzar los 570.000 millones de dólares, tras un aumento similar en 2023.
El crecimiento del gasto en 2023 y 2024 corresponde predominantemente a las empresas petroleras nacionales de Oriente Medio y Asia.
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