MADRID, 20 (EUROPA PRESS)
La Iglesia de Madrid ha pedido que se diseñen vías legales y seguras de entrada para los migrantes como primer paso para su acogida e integración y para facilitar su derecho a elegir si migrar o quedarse, con motivo de la Jornada del Migrante y el Refugiado, que se celebra este domingo 24 de septiembre.
Así se ha puesto de manifiesto Tíscar Espigares, responsable de la Comunidad de Sant’Egidio en Madrid, durante la mesa redonda celebrada por la Mesa por la Hospitalidad de la Archidiócesis de Madrid, en la que ha asegurado que “en el tema de las migraciones se juega el futuro” de las sociedades europeas.
En su intervención, ha explicado que casi 59.000 personas es el registro de personas fallecidas desde 2014 en el Mediterráneo, cifra que llega a superar los 4.000 en lo que va de 2023, según datos “por defecto”. “Hoy en día no existe ninguna operación europea de salvamento en el Mediterráneo”, ha denunciado, para después añadir que “la Unión Europea ha privilegiado una política de defensa y externalización de fronteras, tratando las migraciones más como una cuestión de seguridad que como una cuestión humanitaria”.
Moderado por el periodista Mario Alcudia, el encuentro ha dado comienzo con la intervención de José Manuel Aparicio, profesor de la Universidad Pontificia Comillas, quien ha aludido al mensaje del Papa Francisco, que este año tiene por título ‘Libres de elegir si migrar o quedarse’.
Para Aparicio, la importancia de la libertad de la persona “en términos migratorios se traduce en el derecho a no tener que emigrar”, algo que considera “la medida más inteligente para la regularización de los flujos migratorios” y la única manera de que la migración sea una “opción” y no una obligación.
Asimismo, el profesor ha recordado que “las personas que migran lo hacen con una cultura”, en alusión al mensaje de Juan Pablo II a la UNESCO en 1980 en el que dijo que “la persona lo es a través de la cultura”. “Esto, ha apuntado, lanza a escenarios de intercambio cultural” que pueden ser ocasión para lo que el Papa Francisco denomina “cultura del encuentro”. Es necesario, ha concluido, “una reflexión y un trabajo que permitan orientar la fuerza de esta cultura del encuentro hacia escenarios de progreso y bienestar”.
FAMILIA DE ACOGIDA
Laura Facal llegó desde Argentina hace cuatro años acompañada por su marido y sus dos hijas. “Empezar de cero en un país implica encontrar una familia nueva, porque la familia es la base de lo que somos”, ha relatado. Eso es lo que encontró ella a través de Cáritas Diocesana de Madrid y la Mesa por la Hospitalidad: una familia de acogida en la parroquia de San León Magno. “Migrar no es fácil, en ningún sentido”, ha confesado.
Ana Bosch, responsable de las visitas a los CIE en Pueblos Unidos, opina que las personas migrantes son “invisibles” en la sociedad. Para evitar que sigan siéndolo, es necesario reconocer “su dignidad intrínseca” como personas “y otorgarles los derechos y deberes que la sociedad define para sus miembros”. “Si no se reconoce derechos a estas personas, no podemos pretender exigirles responsabilidades”, ha insistido.
En este sentido, ha indicado que las sociedades tienen “la responsabilidad de trabajar para crear estructuras jurídicas sólidas que garanticen y respeten los Derechos Fundamentales de todos”. Además de eliminar las barreras administrativas, ha abogado por facilitarles “el ejercicio de sus derechos más básicos”, para evitar que sean “víctimas de abusos, explotación y estafa”. “No podemos tolerar un tratamiento inhumano a las personas migrantes, ni aunque sea a través de nuestro silencio”, ha afirmado.
Finalmente, el delegado episcopal para la Pastoral de Movilidad Humana, Rufino García, ha explicado lo que está haciendo la Iglesia en Madrid ante las migraciones. Así, ha señalado iniciativas como la Mesa por la Hospitalidad para ayudar a que la diócesis sea acogedora, hospitalaria e inclusiva; el proyecto de acogida de emergencia a migrantes y refugiados, que ha ayudado hasta ahora a más de 1.000 personas, como Laura Facal; las siete capellanías de habla no hispana; el acompañamiento a la pastoral inmigrantes de habla hispana; el acompañamiento y la acogida humana y religiosa a los internos del CIE; y el trabajo en red con otras entidades civiles y eclesiales.
“Hay dos criterios fundamentales”, ha remarcado: “que la acogida y la hospitalidad sean de calidad y de calidez y que sean inclusivas”, siendo los propios inmigrantes los protagonistas. Ha terminado su intervención haciendo alusión al documento titulado El actual momento migratorio: puntos críticos y retos, publicado el pasado 14 de julio, un buen instrumento “para ofrecer pistas concretas que ayuden a avanzar en una diócesis acogedora, hospitalaria e inclusiva”.
- Te recomendamos -