MADRID, 13 (SERVIMEDIA)
Las actividades humanas están detrás del hecho de que ya se hayan superado seis de los nueve límites planetarios que regulan la estabilidad y la habitabilidad de las personas en la Tierra.
Así se explica en un nuevo estudio realizado por 29 científicos de ocho países diferentes y publicado este miércoles en la revisa ‘Science Advances’.
Los límites planetarios rebasados son el cambio climático, la integridad de la biosfera, el cambio en el uso del suelo, el uso del agua dulce, el flujo biogeoquímico y la introducción de nuevas entidades. En cambio, aún no se han superado los de acidificación del océano, la carga de aerosoles en la atmósfera y el agotamiento del ozono estratosférico.
Durante más de 3.000 millones de años, la interacción entre la vida (representada por el límite planetario de la integridad de la biosfera) y el clima han controlado las condiciones ambientales generales de la Tierra.
Las actividades humanas influyen en esas interacciones, por ejemplo, con la sustitución de la naturaleza por otros usos de la tierra, el cambio de la cantidad de agua en los ríos y en el suelo, la introducción de productos químicos sintéticos en el medio ambiente abierto y la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
Respetar y mantener las interacciones en el sistema Tierra para que sigan siendo similares a las que han controlado las condiciones del planeta durante los últimos 12.000 años es fundamental para garantizar que las actividades humanas no desencadenen cambios dramáticos en las condiciones planetarias, que probablemente disminuirían la capacidad de la Tierra para sustentar las civilizaciones modernas.
Los nueve límites planetarios representan componentes del entorno global que regulan la estabilidad y la habitabilidad del planeta para las personas. El grado de incumplimiento de los niveles límite de seguridad se debe a actividades impulsadas por humanos que afectan a sus componentes.
Por primera vez, se presentan métricas para todos los límites. Se ha descubierto que se han transgredido seis de ellos y que esta situación está aumentando en todos los límites excepto en la degradación de la capa de ozono de la Tierra.
“PREOCUPANTE”
Katherine Richardson, profesora en el Centro de Ciencias de la Sostenibilidad de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), considera “preocupante” esa tendencia a una creciente transgresión de los límites planetarios.
Cruzar seis fronteras en sí mismo no implica necesariamente que se produzca un desastre, pero es una clara señal de alerta. Así como una presión arterial superior a 120/80 no es garantía de un ataque cardíaco, incrementa el riesgo de sufrirlo. “Por eso intentamos bajarlo. Por nuestro propio bien -y el de nuestros hijos- necesitamos reducir la presión sobre estos seis límites planetarios”, indica Richardson.
Por otro lado, el estudio indica que resulta necesario prestar más atención a las interacciones entre los límites. Centrarse en el cambio climático causado por el hombre no es suficiente para proteger el sistema terrestre de daños irreversibles, según Johan Rockström, director del Instituto Potsdam para la Investigación del Impacto Climático (PIK), de Alemania.
Tras el cambio climático, la integridad de la biosfera es el segundo pilar de la estabilidad del planeta. “Nuestra investigación muestra que mitigar el calentamiento global y salvar una biosfera funcional para el futuro tienen que ir de la mano”, subraya Wolfgang Lucht, jefe del departamento de Análisis del Sistema Terrestre de PIK.
BIOMASA
La necesidad de respetar los límites del cambio de uso de la tierra pone la atención en el creciente uso global de biomasa como alternativa al carbón, el petróleo y el gas. La biomasa es producto de la fotosíntesis, el proceso en el que las plantas convierten la energía del sol en otra que puede ser utilizada por otros organismos vivos y, por tanto, suministra la energía que sustenta la biodiversidad.
“Los seres humanos se están apropiando del equivalente a un 30% de la energía que estaba disponible para sustentar la biodiversidad antes de la Revolución Industrial”, afirma Richardson.
Rockström señala que un mundo que se desarrolle dentro de límites definidos por la ciencia es la única manera de evitar “riesgos crecientes y potencialmente catastróficos a escala planetaria”. Ya se reconoce en el clima, pues el Acuerdo de París ha adoptado el límite climático planetario de mantener el límite de 1,5 grados respecto a la era preindustrial.
De manera similar, el mundo ha aceptado el límite planetario de la biodiversidad, cuando la Cumbre sobre esta área acordó el pasado diciembre en Montreal (Canadá) detener y revertir la pérdida de biodiversidad en la tierra y en el océano.
“Esto no es ni mucho menos suficiente. La ciencia de los límites planetarios proporciona una ‘guía para la acción’ si realmente queremos asegurar la prosperidad y la equidad para todos en la Tierra, y esto va mucho más allá del clima, y requiere modelos y análisis novedosos del sistema terrestre, y esfuerzos sistemáticos para proteger, recuperar y reconstruir resiliencia planetaria”, concluye Richardson.
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