MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
La transición humana de la caza prehistórica a la agricultura se debió a la migración, la competencia entre cazadores-recolectores y agricultores, así como el intercambio cultural, y no solo a factores ambientales.
Así se desprende de un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Bath y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania), y la universidad de Cambridge y la University College de Londres (Reino Unido), y publicado este lunes en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’.
Ese estudio revoluciona el pensamiento tradicional al destacar el papel de las interacciones humanas durante la transición de la caza y la recolección a la agricultura (uno de los cambios más grandes en la historia de la humanidad), en lugar de ideas anteriores que se centraban en factores ambientales.
La transición de un estilo de vida de cazadores-recolectores, que la humanidad había seguido durante cientos de miles de años, a un estilo de vida de agricultura sedentaria hace unos 12.000 años ha sido ampliamente discutida en libros populares.
El nuevo estudio desarrolla un nuevo modelo matemático que desafía la visión tradicional de que esta transición fue impulsada por factores externos, como el calentamiento climático, el aumento de las precipitaciones o el desarrollo de valles fluviales fértiles.
FACTORES
La investigación demuestra que los humanos no fueron meros participantes pasivos en este proceso, sino que desempeñaron un papel activo y crucial en la transición. Factores como las fluctuaciones en las tasas de crecimiento poblacional y de mortalidad, impulsadas por la competencia entre cazadores-recolectores y agricultores, moldearon el desarrollo agrícola de estas regiones.
Los investigadores examinaron cómo los primeros agricultores y cazadores-recolectores pudieron haberse influenciado mutuamente, y sugieren que las primeras sociedades agrícolas se expandieron con la migración, la competencia y el intercambio cultural, transformando la forma en que los cazadores-recolectores vivían e interactuaban con su entorno.
“Nuestro estudio ofrece una nueva perspectiva sobre las sociedades prehistóricas. Al ajustar estadísticamente nuestro modelo teórico de depredador-presa a la dinámica poblacional observada, inferida a partir de dataciones de radiocarbono, exploramos cómo el crecimiento poblacional moldeó la historia y descubrimos patrones interesantes, como la forma en que la expansión de la agricultura, ya sea por tierra o por mar, influyó en las interacciones entre diferentes grupos”, según Javier Rivas, de la Universidad de Bath.
Rivas concluye: “Nuestro modelo también destaca el papel de la migración y la mezcla cultural en el auge de la agricultura”.
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