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La guerra en Ucrania ha devastado alrededor de 1.600 kilómetros cuadrados de bosques

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MADRID, 06 (SERVIMEDIA)

Casi 1.600 kilómetros cuadrados de bosques en Ucrania quedaron destruidos entre 2022 y 2023 coincidiendo con los dos primeros años de la guerra tras la invasión de Rusia, y la magnitud de esta devastación, junto con sus consecuencias ambientales, sociales y económicas, es difícil de cuantificar.

Esta es la conclusión de un estudio realizada por investigadores de Chequia e Italia, y publicado en la revista ‘Global Ecology and Conservation’.

El análisis se fundamenta en la combinación de imágenes satelitales de las zonas afectadas por el conflicto con un sistema de inteligencia artificial basado en aprendizaje automático.

“Además de la terrible pérdida de vidas, la guerra en Ucrania también ha provocado graves daños ambientales, empezando por la destrucción de vastas áreas forestales”, según Roberto Cazzolla Gatti, profesor del Departamento de Ciencias Biológicas, Geológicas y Ambientales de la Universidad de Bolonia (Italia), que añade: “El daño a la biodiversidad y a los procesos ecosistémicos, como la filtración del agua, la formación del suelo y la regulación del clima, es difícil de cuantificar”.

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REGIONES

Según el sistema de análisis desarrollado por los investigadores, Ucrania perdió 808 kilómetros cuadrados de bosque en 2022 y 772 kilómetros cuadrados en 2023, principalmente en regiones devastadas por la guerra: 180 kilómetros cuadrados en la región de Donetsk, 181 en la de Járkov, 214 en la de Jersón, 268 en la de Kiev y 195 en la de Lugansk.

Los incendios son la principal causa de la pérdida de bosques, según los investigadores. En marzo de 2022, por ejemplo, se detectaron numerosos fuegos en la región de Jersón y las tropas rusas intentaron impedir los intentos de extinción de las llamas.

Otro caso es el valioso foco de biodiversidad del cabo Kinburn, en la parte sur de la región de Nikolaev, donde se estima que los incendios destruyeron entre un 20% y un 30% de la zona, que ahora está ocupada por el ejército ruso.

“Cuando termine la guerra, serán necesarias políticas ambientales fuertes y eficaces para detener la pérdida de biodiversidad, promover la reforestación y restaurar los ecosistemas”, añade Cazzolla Gatti.

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Este investigador indica que “las áreas reforestadas pueden contribuir a la creación de corredores humanitarios ecológicos y apoyar la desmilitarización, creando zonas de amortiguación para construir y preservar la paz”.


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