MADRID, 16 (SERVIMEDIA)
La mala calidad del sueño puede aumentar la susceptibilidad a las creencias conspirativas y la depresión probablemente desempeñe un papel clave en esta relación.
Esa esa la conclusión principal de un estudio realizado por seis investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) y publicado en la revista ‘Journal of Health Psychology’.
Los autores examinaron la relación entre la calidad del sueño y las creencias conspirativas en dos estudios con más de 1.000 participantes. Sus hallazgos indican que las personas con peor calidad de sueño durante el último mes eran más propensas a respaldar teorías conspirativas, especialmente tras la exposición a contenidos de ese tipo.
Las teorías conspirativas defienden que grupos poderosos y herméticos actúan en su propio interés, en detrimento de la sociedad. Estas creencias pueden tener graves consecuencias, como el aumento de la reticencia a las vacunas, el escepticismo sobre el cambio climático y la desconfianza política.
En un primer estudio, 540 participantes completaron una evaluación estandarizada de la calidad del sueño antes de leer un artículo sobre el incendio de la Catedral de Notre Dame en París (Francia).
Algunos fueron expuestos a una narrativa conspirativa que sugería un encubrimiento deliberado, mientras que otros leyeron un relato verídico que atribuía el incendio a un accidente. Los investigadores descubrieron que quienes tenían peor calidad de sueño eran más propensos a creer la versión conspirativa de los hechos.
“FACTOR PROTECTOR”
Un segundo estudio con 575 participantes amplió estos hallazgos al investigar los mecanismos psicológicos subyacentes que explican la relación entre la mala calidad del sueño y las creencias conspirativas.
Los resultados mostraron que tanto la mala calidad del sueño como el insomnio se relacionaban positivamente con la adhesión a las teorías conspirativas, con la depresión como mecanismo clave. La ira y la paranoia también influyeron, pero sus efectos fueron menos consistentes.
“El sueño es crucial para la salud mental y el funcionamiento cognitivo. Se ha demostrado que la falta de sueño aumenta el riesgo de depresión, ansiedad y paranoia, factores que también contribuyen a las creencias conspirativas. Nuestra investigación sugiere que mejorar la calidad del sueño podría servir como factor protector contra la propagación del pensamiento conspirativo”, según Daniel Jolley, coautor del estudio.
Estos hallazgos resaltan el potencial de las intervenciones centradas en el sueño para mitigar la susceptibilidad a las teorías conspirativas. Abordar la calidad del sueño podría contribuir a resistirse a narrativas engañosas y evaluar críticamente las informaciones recibidas.
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