MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
La exposición al calor extremo aumenta la desnutrición crónica y aguda entre los bebés y niños pequeños de los países de bajos ingresos, lo que amenaza con revertir décadas de progreso, según una investigación de la Universidad de Cornell, en Nueva York (Estados Unidos).
Un análisis de más de 32.000 niños de África Occidental de entre 3 y 36 meses, que relaciona datos meteorológicos de encuestas y geocodificación durante más de 20 años, descubrió que la exposición media al calor había aumentado en un 12 por ciento la prevalencia del retraso en el crecimiento por desnutrición crónica, y en un 29 por ciento la del bajo peso por desnutrición aguda.
Los investigadores estiman que si la temperatura media mundial aumenta 2 grados centígrados (lo que los científicos advierten que es probable sin reducciones significativas de las emisiones de carbono), el efecto medio de la exposición al calor sobre el retraso del crecimiento casi se duplicaría, borrando los avances registrados durante el periodo de estudio (1993 a 2014).
Los resultados del estudio, publicado en el ‘Journal of Environmental Economics and Management’ son “preocupantes”. Tal y como explican los investigadores, las temperaturas en África Occidental están aumentando y se espera que sigan haciéndolo durante varias décadas. Y los efectos de la desnutrición aguda y crónica en la primera infancia, que están vinculados a mayores tasas de mortalidad y a una menor educación e ingresos en la edad adulta, son “irreversibles”, advierten.
“Estamos hablando de niños a una edad muy temprana que tendrán cambios para el resto de sus vidas, por lo que esto está marcando permanentemente su potencial”, señala Ariel Ortiz-Bobea, profesor asociado en Cornell. “Lo que estamos haciendo para reducir la pobreza mundial se está erosionando por nuestra falta de acción sobre el clima”, agrega.
Las estrategias para reducir la desnutrición infantil, concluyen los investigadores, deberán tener en cuenta el aumento de las necesidades de programas durante los periodos de exposición prolongada al calor.
Mientras tanto, la mejora de los ingresos, las infraestructuras y las prácticas de cuidado infantil durante el periodo de estudio contribuyó a reducir el retraso del crecimiento en los cinco países de África Occidental en 5,8 puntos porcentuales de media.
“Si bien este progreso ha sido bienvenido en África Occidental y en otros países de ingresos bajos y medios, se produce en un contexto de aumento de las temperaturas y de una mayor probabilidad de fenómenos meteorológicos extremos”, afirma el coautor John Hoddinott, profesor de economía y política alimentaria y nutricional en Cornell. “Nuestro trabajo sugiere que este aumento de las temperaturas corre el riesgo de acabar con ese progreso”, añade.
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