MADRID, 27 (EUROPA PRESS)
La audióloga del Servicio de Otorrinolaringología de la Fundación Jiménez Díaz, Sandra Salinas, asegura que la contaminación acústica y la pérdida de oído pueden prevenirse con buenos hábitos auditivos como “mantener el volumen bajo en los dispositivos de audio personales, no usar reproductores de música a más del 60 por ciento de su volumen máximo ni más de una hora el día y utilizar auriculares bien ajustados y con cancelación de ruido”.
Asimismo, “reducir el número de aparatos ruidosos encendidos y a la vez, limitar el tiempo de exposición y utilizar protectores auditivos en situaciones donde se esté expuesto a ruido intenso (eventos multitudinarios, especialmente en espacios cerrados), como tapones u orejeras especiales cuando el ruido supera los 85 decibelios (dB)” son otras recomendaciones básicas de salud auditiva para la audióloga del hospital madrileño.
Uno de los factores ambientales que provoca más problemas de salud es la contaminación acústica que, según la Agencia Europea del Medio Ambiente, puede llegar a causar 16.600 muertes prematuras y más de 72.000 hospitalizaciones al año. Su causa no es otra que el ruido -más concretamente, a un nivel superior a los 60 dB-.
Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hay estudios que correlacionan el ruido con cambios fisiológicos en el sueño, presión arterial y digestión, e incluso con un impacto negativo en el desarrollo del feto.
Concretamente, en la población pediátrica, a partir de los 55 dB se pueden empezar a observar alteraciones en la capacidad cognitiva que afectan al rendimiento escolar y a la concentración y memoria, y en los jóvenes, puede producir pérdida prematura de audición.
La experta explica que, “frente las vibraciones regulares, entonación definida, notas musicales y sensación agradable al oído que genera el sonido, el ruido se define por sus vibraciones irregulares, una entonación indefinida, no tiene notas musicales y, sobre todo, provoca una sensación desagradable al oído, provocando contaminación acústica que, a su vez, produce graves consecuencias en la salud de las personas”.
En cuanto a los factores que influyen en la contaminación acústica, la doctora Salinas afirma que “el riesgo se intensifica porque la mayoría de los dispositivos de audio, lugares y eventos de entretenimiento no ofrecen opciones de escucha seguras, lo que contribuye al riesgo de pérdida de audición”.
Las normas de la OMS para la escucha segura en lugares expuestos a altos niveles de ruido establecen que es recomendable: “realizar un seguimiento y registro constante de los niveles sonoros con equipos calibrados por personal designado a tal efecto y optimizar la acústica y los sistemas de sonido de la sala para garantizar una calidad de sonido agradable y una escucha segura”.
También se recomienda entregar al público protección auditiva personal, junto con instrucciones de uso; facilitar acceso a zonas silenciosas para que los oídos descansen y disminuir el riesgo de daño auditivo, y formar e informar a los trabajadores.
En definitiva, se trata de instaurar hábitos que ayuden a cuidar la salud auditiva, evitar la contaminación acústica y reducir el riesgo de pérdida de audición derivada de ella. Y, por supuesto, “sin olvidar nunca efectuar con regularidad reconocimientos de la audición”, concluye Salinas.
- Te recomendamos -