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La ex primera ministra británica Liz Truss se queja de falta de respaldo durante su breve estancia en el poder

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Reconoce que no está “libre de culpa” por la mala comunicación de sus políticas pero reitera que el ‘statu quo’ no era una opción.

MADRID, 5 (EUROPA PRESS)

La ex primera ministra británica Liz Truss lamentado la falta de respaldo de su partido Conservador y del “poderoso estamento económico” durante su breve mandato al frente del país, durante el que nunca disfrutó de “una verdadera oportunidad” para aplicar sus políticas.

En sus primera valoración detallada de su mandato a través de una carta publicada en el dominical del ‘Telegraph’, Truss ha reconocido no obstante que no estaba “libre de culpa” de la catastrófica política económica presentada por su ministro de Hacienda, Kwasi Kwarteng.

Kwarteng fue cesado a mediados de septiembre tras solo una semana en el cargo después de que tanto los mercados como miembros del propio Partido Conservador pusieran en duda su propuesta de reforma fiscal, un episodio que finalmente se llevó por delante a la propia Truss a las seis semanas de erigirse como primera ministra.

El Ejecutivo puso sobre la mesa recortes fiscales por valor de 45.000 millones de libras que no convencieron ni al entorno financiero ni al político y que, en términos de divisas, pusieron a la libra contra las cuerdas. Truss se vio obligada a retirar en cuestión de días la propuesta para rebajar del 45 al 40 por ciento el impuesto sobre la renta para las grandes fortunas.

“No pretendo ir de inocente por lo que sucedió pero, fundamentalmente, no tuve una verdadera oportunidad realista de promulgar mis políticas por culpa de un estamento económico muy poderoso, a lo que hay que sumar la falta de apoyo político”, ha escrito la ex primera ministra.

“Si bien anticipé la resistencia a mi programa por parte del sistema, subestimé el alcance de la misma, como subestimé también la resistencia dentro del bloque parlamentario conservador para desregularizar la economía”, ha añadido.

Truss también acusó a la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) de meter la política fiscal en una “camisa de fuerza”, antes de expresar su desacuerdo con su evaluación del impacto de los recortes de impuestos propuestos.

La ex primera ministra también ha asegurado que no fue advertida de los riesgos para los mercados de bonos de las inversiones impulsadas por pasivos (LDI), compradas por fondos de pensiones, que obligaron al Banco de Inglaterra a intervenir para evitar que colapsaran a medida que se disparaba el costo de los préstamos del Gobierno.

“Lamentablemente, el Gobierno se convirtió en un chivo expiatorio útil para los problemas que se habían estado gestando durante varios meses”, ha indicado.

Truss extendió sus críticas a la esfera internacional. “Hubo un esfuerzo concertado por parte de los actores internacionales para desafiar nuestro Plan de Crecimiento”, manifestó en relación a las críticas y al escepticismo exhibidos por el presidente de EEUU, Joe Biden, y responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI).

“El FMI realizó comentarios sobre los aspectos distributivos en lugar de valorar la estabilidad del mercado, por lo que es difícil de concluir que no tuviera motivaciones políticas al hacer estas declaraciones”, lamentó. “Había que hacer algo”, añadió. “El ‘statu quo’ no era una opción”.

Con todo, Truss quiso acabar con una nota de optimismo. “Si bien lamento no haber podido implementar mi programa completo, si somos audaces y emprendedores y brindamos a las personas y las empresas la libertad que necesitan para tener éxito, creo que podemos cambiar las cosas. Hay esperanza para el futuro”, ha concluido.


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