ROMA, 3 (EUROPA PRESS)
La expresidenta irlandesa Mary McAleese y la víctima de abusos en la infancia Marie Collins -que renunció de su cargo como miembro de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores del Vaticano en marzo de 2017, han solicitado por carta “una revisión independiente y externa” de este órgano creado por el Papa hace nueve años. Esta petición llega después de la dimisión del jesuita Hans Zollner, uno de los mayores expertos en esta materia de la Iglesia católica.
Según informa de Irish Times, en la misiva, denuncian que no se han tomado en serio los principios de “transparencia, cumplimiento y responsabilidad” y señala que hay personas en la Iglesia católica que, “por razones personales o emocionales, crean obstáculos” en la lucha contra el abuso infantil.
En su carta, ambas mujeres expresan su “profunda preocupación” por la dimisión del organismo “de su miembro fundador más experimentado, respetado en todo el mundo y distinguido, el padre Hans Zollner”.
El jesuita alemán dimitió en marzo de su cargo en la Pontificia Comisión para la Protección de Menores y en una rueda de prensa también constató “obstáculos” en la lucha contra esta lacra en la Iglesia tras manifestar que muchas víctimas perciben que no son “escuchadas”.
“Aunque ha aumentado el compromiso de muchos en este tema, hay mucha gente que trabaja y la red ha crecido enormemente, hay algunos que obstaculizan esto. Y las víctimas siguen teniendo la impresión de que no son escuchadas –advirtió–. Aunque vi con mis propios ojos cómo el Papa Francisco se toma tiempo y escucha a las víctimas y él es un ejemplo de la actitud que debería tener la Iglesia, algunos a veces no quieren escuchar”.
Para Collins y McAleese, la integridad y honradez del padre Zollner está “fuera de toda duda” y su compromiso con la protección de la infancia en la Iglesia es “insuperable”. Así, han catalogado su dimisión como algo “muy preocupante”.
En su carta, también piden al Papa que evite que la comisión “se hunda sin dejar rastro y se lleve consigo la credibilidad de la Santa Sede”. “Con el debido respeto, es probable que ningún debate interno sea adecuado para la tarea de salvaguardar el futuro de la comisión de salvaguardia clave de la Iglesia”, aseguran.
De este modo, consideran que el trabajo del sacerdote jesuita “reflejaba un gran crédito en su propio compromiso con la protección de los niños y, en gran medida, ha sido clave para la credibilidad que ha adquirido la comisión”. “Con la retirada del padre Zollner, su reputación se enfrenta a un daño existencial, en nuestra opinión”, añaden
“Usted, que nombró a Zollner, conoce el extraordinario respeto que su trabajo le ha granjeado en todo el mundo y que ha sido clave para reconstruir la destrozada confianza de las víctimas y los fieles”, afirman. Asimismo, avisan que los intentos de “desacreditar al padre Zollner” que van a fracasar.
El cardenal estadounidense Sean O’Malley, arzobispo de Boston y presidente de la Pontificia Comisión para la Protección de Menores del Vaticano, anunció en un comunicado que la dimisión de Zollner -que desde hace 11 años dirige el Instituto para la Protección de Menores de la Pontificia Universidad Gregoriana y es también consultor de la diócesis de Roma- se debía a una sobrecarga de trabajo.
Sin embargo, Zollner matizó que en realidad “había problemas”. Así, apuntó a que la falta de normas que regulen la relación de este órgano con el Dicasterio para la Doctrina de la Fe, que con la reforma de la curia puesta en marcha el año pasado, quedó englobada en este departamento, crea confusión.
La comisión “fue, en sus inicios, una iniciativa papal bienvenida y muy necesaria. Una década después, necesita otra intervención papal”, han afirmado McAleese y Collins.
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