MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
La estimulación sensorial y el trato individual son fundamentales para forjar el vínculo terapéutico con las personas con autismo y trastornos de conducta ya que, según explica la psicóloga del Área de Personas con Discapacidad Intelectual y/o del Desarrollo del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, Sara Pascual, el uso de la estimulación multisensorial “está dando muy buenos resultados a la hora de controlar sus impulsos ya que se benefician de un entorno tranquilo y agradable”.
Cada persona con autismo es distinta y el objetivo es que cada profesional conozca al autista y genere un vínculo terapéutico. Para ello, se trabaja por conocer sus habilidades, gustos, cualidades, etc. Así, la psicóloga apunta que las dificultades en el procesamiento de la información y en la sensibilidad hacia los estímulos externos son un factor que se tiene en cuenta de forma prioritaria en su intervención.
“Para ello, contamos con estrategias preventivas de enriquecimiento ambiental, estructuración del entorno, adaptación de los programas, señalética en las estancias, implementación de sistemas alternativos y aumentativos de la comunicación, horarios adaptados, anticipación de las actividades, etc. que nos permiten reducir los niveles de estrés e incertidumbre y por tanto los episodios de alteración conductual”, afirma.
El vínculo terapéutico crece cuanta más atención se presta y más tolerancia hay, señala por su parte el trabajador social del Área de Personas con Discapacidad Intelectual y/o del Desarrollo del Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos, José Luis Carcedo.
Como explica Carcedo, cualquier actividad con las personas con autismo debe partir desde el cuidado y el respeto. “No podemos ayudarles si antes no les conocemos. Antes de hacer cualquier actividad con ellos, suelo pasar varias horas al día con ellos y así en el momento en el que se realiza la actividad (acudir a una cita, un evento, un juzgado, una comisaria, firmar una documentación, ver a su madre) son más proactivos y no necesito el apoyo de terceros”, apunta el trabajador social.
EL PAPEL DE LAS FAMILIAS EN EL TRATAMIENTO INDIVIDUALIZADO
Debido a sus múltiples causas y manifestaciones, es difícil aportar una definición universal, pero, de forma general, los trastornos del espectro autista (TEA) se pueden definir como trastornos del neurodesarrollo de curso continuo y se caracterizan por la aparición de dificultades en la interacción social y en la comunicación, así como la aparición de unos patrones comportamentales restringidos, repetitivos y estereotipados.
Como explica la psicóloga, en el Área de Atención a Personas con Discapacidad Intelectual del Centro San Juan de Dios se presta atención integral y especializada a personas adultas con discapacidad intelectual y/o del desarrollo que tengan, además, asociados graves trastornos de conducta y que no pueden acudir a otros centros ordinarios de discapacidad y/o autismo ni ser atendidos en su medio familiar habitual.
Asimismo, es clave tener en cuenta el papel de las familias en el tratamiento individualizado de estos trastornos. Por ello, en el Centro San Juan de Dios, todos y cada uno de los usuarios disponen de un Plan de Atención Individualizado (PAI) con los objetivos a trabajar y las actividades en las que va a participar, a través del cual se promueve su atención integral y desarrollo personal y social.
Como explica Pascual, en relación a los hitos que se plantean con los usuarios, el equipo terapéutico junto al residente y su familia establecen aquellos objetivos que sean significativos y funcionales considerando sus capacidades y preferencias.
“De manera más específica en los usuarios con diagnóstico dual TEA y discapacidad intelectual se hace especial hincapié en prestar los apoyos que necesitan en las áreas en las que aparecen más dificultades, que son el área de comunicación e interacción social y el área conductual”, añade la psicóloga.
El papel de las familias es muy importante también desde el Trabajo Social. Como manifiesta José Luis Carcedo, fueron las familias las primeras en llevar a sus familiares a eventos fuera del centro, mostrando así la importancia del trato individual.
“Cuando una persona muestra sus intereses, se hace todo lo posible para facilitarle ese espacio donde él se siente realizado y seguro. Por este motivo, muchas veces los encuentros con las familias son compartidos también con un profesional”, señala.
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