MADRID, 16 (SERVIMEDIA)
Un equipo de investigadores del Instituto Mixto Universitario Deporte y Salud (Imuds) de la Universidad de Granada (UGR) ha probado que la electroestimulación del cuerpo “aumenta la intensidad del entrenamiento y reduce el tiempo necesario para obtener beneficios similares o incluso mejores que los del ejercicio convencional”.
Así lo anunció este jueves la UGR en un comunicado en el que precisó que los científicos han validado la electroestimulación y la consideran “especialmente eficaz” para personas con obesidad o movilidad reducida y explicó que esta tecnología funciona gracias a un traje y una aplicación móvil que producen una contracción involuntaria en distintas partes del cuerpo, incluyendo pecho, espalda, abdomen y brazos.
Tras defender que, pese a ser “demonizada” a principios de 2010 por la “mala praxis llevada a cabo”, la institución académica insistió en que “puede ayudar a reducir los tiempos de entrenamiento y a motivar a la población a hacer ejercicio”.
En este punto, el investigador del Imuds Unai Pérez de Arrilucea, autor de este estudio, advirtió de que el “riesgo” que conlleva este tipo de entrenamiento es que “es una tecnología que se basa en la transmisión de corriente eléctrica al organismo y que, mal utilizada, puede ser peligrosa”. “Sin embargo, siempre y cuando sea utilizada por personal cualificado no debe haber problema alguno”, apostilló.
Los científicos del Imuds valoran la electroestimulación como “una alternativa eficaz para elevar el número de calorías que se consumen tanto en reposo como durante el ejercicio” y, según el experto, esto “puede ser de gran interés” para personas con “extrema obesidad, que suelen reportar problemas y dolores durante el ejercicio, además de para personas con movilidad reducida”.
EXPERIMENTOS
En los laboratorios del Imuds se llevaron a cabo experimentos con un total de 10 hombres sanos y físicamente activos para comprobar si las distintas formas de aplicación de la corriente eléctrica “ofrecen diferentes resultados” y los investigadores quisieron comparar si aplicando un tipo de electroestimulación “se obtiene más o menos beneficios que aplicando otro tipo de electroestimulación”.
Según abundó la UGR, los participantes acudieron en dos ocasiones al laboratorio, en las cuales se hizo una comparativa con los distintos tipos de electroestimulación tanto en reposo como caminando y estuvieron conectados con una mascarilla a un analizador de gases que mide el oxígeno que se consume y el dióxido de carbono que se produce.
A partir de ahí, a través de unas fórmulas matemáticas, los científicos obtuvieron el número de calorías que se queman con ese determinado ejercicio y, para el investigador principal, el resultado “sorprendente” es que, “estando tumbados y con la electroestimulación colocada, las personas quemaron un 604% más de calorías que estando tumbados sin nada y el aumento que tuvieron en el número de calorías equivale a estar caminando a una intensidad moderada”.
“Es decir, el trabajo evidencia que, en una situación aguda, estar tumbado con la electroestimulación colocada equivale a estar caminando”, subrayó la UGR, si bien Pérez de Arrilucea precisó que la electroestimulación experimentada era “de alta intensidad” y que las personas alcanzaron “valores muy elevados de frecuencia cardiaca”.
Por último, confirmó que, cuando los pacientes estaban caminando la aplicación de electroestimulación “podía elevar el consumo de calorías un 44%”.
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