MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Los tejidos de las esponjas marinas desvelan la variedad de especies de peces presentes en el Atlántico Norte y el Ártico.
Así se desprende de una investigación llevada a cabo por un equipo del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN-CSIC), de España, y el Museo de Historia Natural de Londres (NHM, por sus siglas en inglés) y la Universidad John Moores de Liverpool (Reino Unido), de Reino Unido.
Las esponjas marinas pasan la mayor parte de su vida fijadas en las rocas filtrando activamente enormes cantidades de agua que pasa a través de sus tejidos porosos. En este proceso, además de obtener nutrientes y eliminar desechos, los tejidos de las esponjas atrapan fragmentos de ADN que liberan las especies de peces que conviven o recorren las aguas donde se encuentran.
“Lo que hemos hecho ha sido analizar el ADN almacenado en 64 esponjas que recolectamos en el Atlántico Norte y el Ártico, y que posteriormente depositamos en las colecciones del MNCN y el NHM”, explica Ana Riesgo, investigadora del MNCN.
El equipo, cuyo estudio aparece publicado en la revista ‘Proceedings of the Royal Society B’, trabajó con tres especies de esponjas diferentes (‘Geodia barretti’, ‘Geodia hentscheli’ y ‘Phakellia ventilabrum’) que les permitió reconstruir las comunidades de peces que habitaron o pasaron alrededor de los especímenes.
“La presencia de especies de peces de aguas frías como ‘Trisopterus esmarkii’ o batipelágicos como ‘Bathylagus euryops’, que actúan como indicadores, permiten diferenciar las comunidades en función de su profundidad y latitud, en las regiones biogeográficas del Atlántico Norte y el Ártico, en un rango de muestreo que va desde las costas de Canadá a las islas Svalbard”, puntualiza Erika Neave, de la Universidad John Moores.
Entre el material genético que retenían los tejidos de los 64 especímenes, los investigadores también secuenciaron ADN de ballenas, tiburones y rayas.
“Dicen que sabemos más de la superficie lunar que de los fondos oceánicos. No sé hasta qué punto esa afirmación es correcta. Lo que sí tengo claro es que esta forma de aproximarse a la biodiversidad marina puede ayudarnos mucho a desentrañar los misterios de los fondos marinos sin tener que invertir excesivos recursos”, concluye Riesgo.
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