MADRID, 16 (EUROPA PRESS)
Científicos del Centro de Diabetes Joslin (Estados Unidos) han descrito una serie de estudios diseñados para determinar la relación entre la insulina, las grasas y el sistema vascular.
El trabajo, publicado en la revista científica ‘Circulation Research’, ha identificado una nueva vía en la que las células que recubren los vasos sanguíneos, llamadas células endoteliales, dirigen el metabolismo del organismo.
En una inversión del dogma científico, los hallazgos sugieren que la disfunción vascular puede ser en sí misma la causa de los cambios metabólicos que conducen a la diabetes, y no un efecto como se pensaba anteriormente.
La resistencia a la insulina, uno de los principales factores de riesgo de la diabetes, se produce cuando las células del organismo no responden a la insulina y no pueden aprovechar la glucosa (azúcar) del torrente sanguíneo.
Se sabe que esta afección aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y aterosclerosis, una acumulación de grasas en el interior de los vasos sanguíneos que puede restringir el flujo de sangre a los tejidos del cuerpo. Se desconoce el mecanismo exacto por el que la insulina y las células que recubren las paredes vasculares actúan entre sí.
“En las personas con diabetes y resistencia a la insulina, la idea siempre ha sido que la grasa blanca y la inflamación provocan una disfunción en los vasos sanguíneos, lo que conduce a la prevalencia de enfermedades cardíacas, oculares y renales en esta población de pacientes. Pero descubrimos que los vasos sanguíneos pueden tener un importante efecto de control aquí, y eso no se sabía antes”, explica uno de los líderes del estudio, George King.
Además de estar vinculada a las anomalías de los vasos sanguíneos, la diabetes también se asocia a una indeseable disminución de la reserva de grasa marrón del organismo, también llamada tejido adiposo marrón. A diferencia de la grasa blanca, que almacena principalmente energía, la grasa parda quema energía, mantiene la temperatura corporal y regula el peso corporal y el metabolismo.
En una serie de experimentos con un modelo de diabetes en ratones, King y sus colegas observaron que los ratones diseñados con una mayor sensibilidad a la insulina sólo en los vasos sanguíneos pesaban menos que los animales de control, incluso cuando eran alimentados con una dieta alta en grasas. Resultó que los ratones con mayor sensibilidad a la insulina tenían más grasa marrón que los animales de control; también mostraban menos daños en los vasos sanguíneos.
La investigación posterior del equipo reveló que la insulina envía señales a las células endoteliales de los vasos sanguíneos para que produzcan óxido nitroso, que a su vez desencadena la producción de células de grasa parda.
En el contexto de la resistencia a la insulina, las células endoteliales produjeron menos óxido nitroso (una disminución que se sabe que aumenta el riesgo cardiovascular), lo que provocó un descenso en la producción de grasa parda. Dado que la grasa parda desempeña un papel tan importante en la regulación del peso y el metabolismo del cuerpo, la disminución de las reservas de grasa parda podría ser un factor de riesgo, y no un síntoma, de la diabetes.
“Lo que descubrimos aquí es que las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos pueden tener un importante efecto de control sobre la cantidad de grasa parda que se desarrolla. El óxido nitroso procede de las células endoteliales para regular la cantidad de grasa parda que se produce, y ese hallazgo es muy emocionante porque en el pasado pensábamos que la diabetes causaba problemas cardiovasculares, pero esa relación parece invertirse en este escenario”, explica King.
Los hallazgos del estudio sientan las bases para utilizar la grasa parda y el conjunto de hormonas y proteínas inflamatorias que controla como biomarcadores, o signos que los médicos pueden analizar, para detectar la aterosclerosis o la enfermedad cardiovascular.
Más adelante, con futuros estudios animales y clínicos, esta nueva información podría abrir la puerta a un método totalmente nuevo de control de peso mediante el aumento de los tejidos de grasa parda a través de la mejora de la producción de óxido nitroso endotelial.
“Todo está conectado. Creemos que los vasos sanguíneos y las células endoteliales desempeñan un papel importante no sólo en la regulación de la grasa parda, sino también en la regulación del metabolismo de todo el cuerpo. Así, estas células endoteliales son un factor clave en la regulación del peso y el desarrollo de la diabetes y, como han demostrado otros laboratorios, los vasos sanguíneos parecen ser también un importante regulador de la función cerebral. Intervenir a nivel de las células endoteliales podría tener un gran impacto en muchas enfermedades”, esgrime King.
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