Un millón y medio de personas, una tercera parte desplazados, aguardan en condiciones infrahumanas el asalto final de las RSF en El Fasher.
MADRID, 10 (EUROPA PRESS)
Un millón y medio de sudaneses, de ellos una tercera parte desplazados por la guerra, aguardan en medio de un sistema colapsado el asalto final de las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) sobre El Fasher, la capital histórica de la región occidental de Darfur, ahora mismo bloqueada, sin combustible, con los precios de los alimentos disparados y al borde de una “explosión de violencia”, ha avisado este viernes el Consejo Noruego para los Refugiados.
El Fasher fue uno de los primeros refugios para cientos de miles de personas que escaparon del estallido de la guerra entre el Ejército y las RSF en abril de 2023, y permaneció relativamente al margen de la violencia hasta la gran ofensiva de los paramilitares sobre Darfur del Norte en el último trimestre del año.
Sin embargo, las RSF no pudieron hacerse con el control total del estado debido a la resistencia ofrecida por las fuerzas afines al Ejército sudanés, sobre todo las de la facción del Movimiento de Liberación de Sudán dirigida por el gobernador de Darfur, Minni Minawi. Incapaces de avanzar, los paramilitares terminaron declarando un asedio sobre la ciudad, consolidado a mediados del mes pasado, que ha dejado desde entonces y según Naciones Unidas al menos 43 muertos, si bien los responsables humanitarios están convencidos de que la cifra real es mucho más elevada.
La lucha entre las RSF y el grupo armado que lidera Minawi presenta importantes tintes étnicos, representativos del conflicto histórico entre las comunidades de Darfur y alimentado ahora por la guerra entre el Ejército y los paramilitares. La facción de Minawi está formada en su mayoría por integrantes de una de las principales tribus de Darfur, los Zaghawa, mientras que las RSF están constituidas en buena parte por tribus árabes, rivales declaradas desde hace largo tiempo.
ONG nacionales e internacionales han acusado tanto a las RSF como a las milicias rivales de aprovechar los combates en Sudán, y particularmente en Darfur, para perpetrar actos de “limpieza étnica”. Human Rights Watch (HRW) denunció este mismo jueves a las RSF por lanzar una campaña de exterminio contra la comunidad masalit en la ciudad sudanesa de El Geneina, capital del estado de Darfur Occidental. La ONG también ha documentado el saqueo de propiedades y la matanza de ciudadanos árabes a manos de las milicias masalit y del Ejército sudanés, que han llegado a usar armas explosivas en zonas pobladas.
Ahora mismo la población de El Fasher se encuentra entre la espada y la pared: no pueden abandonar la ciudad por el norte porque ahí se encuentran las posiciones de asedio de las RSF y el sur se encuentra prácticamente bajo control paramilitar, en especial desde su victoria en octubre pasado en la principal ciudad más próxima a El Fasher, Nyala, la segunda más grande del país. Se trata de millón y medio de personas que viven bloqueadas en la ciudad y en sus tres principales campos de desplazados: Abuya, Abu Shuk y Zamzam, a las afueras de la ciudad, que aglutinan a más de 500.000 personas y se encuentran en primera línea de fuego.
“En este punto, ni los civiles ni el Ejército ni sus fuerzas afines tienen una ruta de huida”, ha explicado a la cadena BBC el director ejecutivo del Laboratorio de Estudios Humanitarios de la Escuela de Salud Pública de Yale, Nathaniel Raymond. “Es lo que llamamos ‘matanza en una caja’ y es un punto en el que cualquier espacio para una posible intervención humanitaria probablemente ha desaparecido”, añade.
En noviembre pasado, la Comisión de Ayuda Humanitaria de Darfur Norte ya avisaba de que todas las escuelas-refugio de la ciudad estaban sobresaturadas en medio de graves restricciones a la entrada de ayuda humanitaria. Ahora, la situación es directamente catastrófica. La directora de la respuesta de emergencia de Médicos sin Fronteras (MSF) en Sudán, Claire Nicolet, ha avisado de que una tercera parte de 46.000 niños examinados en el campamento de Zamzam presentan desnutrición aguda y el secretario general del NRC, Jan Egeland, ha constatado que hay gente que está “intentando sobrevivir a base de hojas y tierra”.
Dos hospitales de la ciudad, el Sayed y el Abu Shuk al Hilla permanencen inoperativos desde hace días por falta de combustible, según ha avisado a la emisora Radio Dabanga el responsable de suministros médicos Al Moez Adam Mome. Los camiones de ayuda que están llegando a la ciudad, ha añadido, no cubren ni el 2 por ciento de las necesidades de la población.
Las fuerzas alineadas con el Ejército sudanés han prometido esta semana que resistirán hasta el final para impedir la caída de la última gran ciudad de Darfur bajo su control. “La ciudad será el cementerio de los yanyauid”, aseguraron en un comunicado conjunto los integrantes del llamado Movimiento Conjunto por la Lucha Armada, en referencia a las milicias responsables del genocidio de Darfur que estalló a principios del siglo XXI, muchos de cuyos integrantes pertenecen a las actuales Fuerzas de Apoyo Rápido.
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