MADRID, 31 (SERVIMEDIA)
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española, Monseñor Francisco César García Magán, defendió este sábado que el magisterio de Benedicto XVI “se inscribe a la altura de los grandes papas, de los grandes teólogos que han sido calificados a lo largo de los siglos como doctores de la Iglesia”.
Así lo aseveró en una rueda de prensa que ofreció con motivo de la muerte del Papa emérito y en la que destacó que, “como doctor, como maestro”, Joseph Ratzinger “no explicaba, no hacía la reflexión sobre el evangelio o sobre la teología en un lenguaje solamente asequible para eruditos o especialistas” sino que con el “talante del pastor” sabía “transmitir conceptos profundos, ideas centrales de la teología con un lenguaje asequible para todos”.
Tras puntualizar que destacaba por su “cercanía, sencillez, cordialidad y empatía”, señaló que su figura “se inscribe en esa senda de los grandes doctores de la Iglesia”. “Es equiparable el magisterio del papa Benedicto, de Joseph Ratzinger, a los grandes teólogos de la historia de la Iglesia”, sentenció, para, a continuación, trasladar su “dolor” por la “pérdida humana de un personaje” que, a su juicio, “como todo Papa, trasciende los límites del el ámbito eclesial para tener una relevancia y protagonismo de carácter social e internacional”.
Junto a ello, “desde la fe cristiana”, expresó su “esperanza y gratitud”. “Esperanza de que el señor haya acogido al Papa emérito Benedicto XVI en su seno, y la gratitud por su figura, ministerio y magisterio”, apostilló, para insistir en que su figura “se inscribe en esa estela de grandes pontífices del siglo XX y del siglo XXI que han significado uno de los momentos más altos de la historia de la iglesia y del pontificado, con varios papas santos y beatos desde finales del siglo XIX”.
En este punto afirmó que, aunque el de Benedicto XVI fue un pontificado “relativamente corto en años” en “comparación” con el pontificado “mucho más extenso” de san Juan Pablo II, el suyo fue “de una profundidad y una riqueza especial, motivada por toda la preparación humana, intelectual, pastoral de Joseph Ratzinger antes de ser elegido como Sumo Pontífice”.
Además, señaló que fue nombrado “en una sucesión que no era fácil después de esa figura magna de san Juan Pablo II, pero que el papa Benedicto puso al servicio de la iglesia con esa humildad y esa disponibilidad que le caracterizaba”.
García Magán aprovechó para recordar sus primeras palabras como Sumo Pontífice, cuando admitió que era “un humilde trabajador de la viña del señor”. “Y eso ha sido hasta sus últimos momentos, en los que ha vivido una especie de vida oculta, de Nazaret, después del ministerio público”, abundó, para advertir de que esa “intensidad” de su pontificado “estaba muy presente en su quehacer y su magisterio”, un magisterio que definió como “rico y profundo”.
A este respecto, hizo hincapié en sus tres encíclicas así como en su magisterio de homilías y de catequesis, si bien recordó que, en cuanto a su nombramiento como doctor de la iglesia, “el juicio definitivo lo tiene la Iglesia” porque dicho “título va unido a un reconocimiento de santidad y eso corresponde a la iglesia”.
Con todo, valoró que en el Concilio Vaticano II fue perito conciliar y “uno de los grandes teólogos, junto con otras figuras culmen de la teología”, que tuvieron una participación y una “influencia muy directa y muy positiva en los documentos fundamentales del concilio” y reivindicó que “supo compaginar su acción pastoral y siguió cultivando su dimensión intelectual” y la “vida casi monástica” que llevó.
RELACIÓN CON ESPAÑA
Junto a ello, subrayó también la “relación” del papa Benedicto XVI con España a lo largo de sus ocho años de pontificado, que, a su juicio, estuvo “marcada no solamente por esos tres viajes que realizó” como Sumo Pontífice, que se sumaron a las visitas que cursó anteriormente como cardenal.
El primero de ellos lo hizo a los pocos meses de ser elegido, en julio de 2005, cuando recaló en Valencia para presidir el Encuentro mundial de familias, donde, según García Magán, “una vez más, renovó su magisterio sobre el evangelio de la familia y de la vida”.
Cinco años después, en 2010, protagonizó un viaje “conjunto” a Santiago de Compostela, donde, como peregrino xacobeo, se acercó a la tumba del Apóstol, y a Barcelona, donde presidió la consagración del templo de la Sagrada Familia.
Allí aprovechó para “poner de manifiesto otro de los aspectos muy desarrollados en su magisterio”, como es “la relación entre la fe y la cultura” y “puso a la Sagrada Familia en el corazón de la iglesia y del mundo”, además de ensalzar la figura del arquitecto Antonio Gaudí, que está también en proceso de beatificación.
Finalmente, defendió que “en la retina de todos y en la memoria del corazón” también queda en 2011 la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró en Madrid, convertida entonces, según su criterio, en “la capital de la Iglesia y de la evangelización”.
De esa cita recordó especialmente “esas riadas de jóvenes que se agrupaban en torno a Benedicto XVI para escuchar su magisterio, los encuentros con seminaristas, con religiosos jóvenes, con profesores de universidad y esa magnífica vigilia eucarística de oración en el aeropuerto de Cuatro Vientos”.
También resaltó la canonización que hizo de cinco santos españoles y las beatificaciones de casi medio millar de beatos de los mártires españoles del siglo XX, además de la proclamación de San Juan de Ávila como doctor de la iglesia universal.
El secretario general de la Conferencia Episcopal Española valoró, asimismo, el “acto profético” que Benedicto XVI “tuvo con su renuncia” y recordó que “hacía no pocos siglos que ningún Papa había renunciado”. “Y lo hizo cogiendo prácticamente a todos por sorpresa”, agregó, para incidir en la “singularidad de que luego ha estado más años de Papa emérito que de Papa en ejercicio de su ministerio”.
Preguntado por la representación de la Iglesia española en el funeral, García Magán explicó que ya ha “contactado” con el presidente de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella, y que se encuentra “a la espera, como otros obispos de España” de que se les “indique la fecha del funeral para tomar decisiones”, si bien avanzó que, “sin duda”, Omella “asistirá” y él mismo, “en la medida de lo posible, también”.
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