MADRID, 17 (SERVIMEDIA)
El Centro Internacional sobre el Envejecimiento (Cenie), dependiente de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, presentó este viernes la ‘Guía para la Intergeneracionalidad’, un trabajo en el que se atestigua que por primera vez en la historia de la humanidad coinciden en el tiempo no menos de cinco generaciones distintas, lo que no es garantía de interacción, intercambio y colaboración entre ellas.
La presentación de la guía tuvo lugar en la sede del Consejo Económico y Social de España (CES), en un acto que contó con la participación de su presidente, Antón Costas; del director de la Fundación General de la Universidad de Salamanca, Óscar González; de la socióloga e investigadora del Cenie Irene Lebrusán; de la arquitecta Paz Martín; de la especialista y médica preventivista del Hospital El Escorial Paloma Navas; del catedrático de la Universidad de Salamanca e investigador del Cenie Pablo Antonio Muñoz; de la senadora socialista María del Mar Arnáiz; del miembro de la Comisión de Formación de Ceoma Gonzalo Berzosa; y de la presidenta del Consejo de la Juventud de España, Andrea González Henry.
La guía recoge los puntos de vista y opiniones de académicos, docentes e investigadores que “han contribuido a proyectar una mirada crítica sobre las convenciones culturales, ideológicas y sociales negativas asociadas a la edad”.
El trabajo pone de manifiesto que la extensión de la esperanza de vida ha provocado que por primera vez en la historia coincidan no menos de cinco generaciones distintas, “ampliamente representadas cada una de ellas”, lo que no se traduce en interacción, intercambio y colaboración entre ellas.
En ese sentido, la obra observa que los programa y proyectos intergeneracionales “posibilitan experiencias de relación y cooperación entre personas de diferentes edades a través de la transmisión y la vivencia conjunta y activa de conocimientos, habilidades, actitudes y valores”.
Desde el punto de vista de los autores, “una sociedad intergeneracional es más rica y capaz”, “pone a la ciudadanía en el mismo núcleo de su acción” y constituye el “mejor antídoto contra el feroz individualismo que nos aísla, nos separa y nos empobrece”.
Esto les sirve para concluir que “sólo las sociedades basadas en la inclusión, en la igualdad de derechos y deberes de los ciudadanos pueden aspirar con legitimidad a ser más justas y solidarias”, ya que las acciones intergeneracionales se fundamentan en el esquema “ganar-ganar para todos”.
A su vez, la guía establece que “la intergeneracionalidad supone la puesta en marcha de una acción, prolongada y sostenida, fruto no sólo de la voluntad o el deseo, sino de una planificación rigurosa, de un proceso formativo e informativo constante, de una participación plena de todos sus participantes, incluido el imprescindible ejercicio de la medición y evaluación de los resultados”.
Por último, refrenda que la “dinámica intergeneracional” faculta la “incorporación” de “las personas de edades avanzadas, enriqueciendo su autoestima, la puesta en valor de sus conocimientos y experiencias, al tiempo que disuelve las diferencias o estereotipos que pueden separar o enfrentar a las generaciones y les proporciona un sentido vital y social, un bienestar psicológico y una sustancial mejora en su calidad de vida”.
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