MADRID, 29 (EUROPA PRESS)
La banca española afronta el próximo año con el foco de su gestión diaria puesto no solo en el negocio, con un entorno de tipos de interés a la baja, sino también en el capital, ante las mayores exigencias que afronta.
A mediados de este mes, el Banco Central Europeo decidió elevar ligeramente sus exigencias de capital a los bancos de Europa en 2025, tras concluir el proceso de revisión y evaluación supervisora (PRES). Las mayores exigencias se derivan de un empeoramiento de las perspectivas macroeconómicas y la presencia de riesgos geopolíticos.
El supervisor bancario europeo subrayó hace dos semanas que el sector bancario de la zona euro siguió mostrando capacidad de resistencia en 2024, cuando las entidades mantuvieron, en promedio, posiciones de capital y de liquidez sólidas y muy por encima de los requerimientos regulatorios.
En el caso de la banca española, el BCE ha pedido más capital a cinco de los seis bancos cotizados, siendo el único al que le han rebajado los requisitos Unicaja.
En términos agregados, Santander será el banco al que se le exige más capital, con un 13,93% de capital total. Le siguen Banco Sabadell (13,44%), BBVA (13,29%), CaixaBank (12,94%), Unicaja (12,65%) y Bankinter (11,88%).
UN COLCHÓN DE 3.750 MILLONES
Asimismo, hay que tener en cuenta que en el caso español también se activará en el cuarto trimestre del año que viene el colchón de capital anticíclico (CCA). Este colchón implica un recargo del 0,5% en el capital mínimo exigido.
Para el conjunto de los bancos españoles (no solo los cotizados), el coste adicional de crear este colchón será de 3.750 millones de euros, de acuerdo con los activos ponderados por riesgo en los balances de los bancos a cierre de 2023.
En mayo, el Banco de España determinó que el nivel óptimo de CCA es del 1%, pero que lo activaría de forma gradual para minimizar su impacto en la banca. El colchón del 0,5% activado será de aplicación a partir del 1 de octubre de 2025.
Posteriormente, y condicionado a que los riesgos sistémicos cíclicos se mantengan en un nivel estándar, el porcentaje del CCA previsiblemente será elevado hasta el 1 % a partir del cuarto trimestre de 2025 (para aplicación desde el 1 de octubre de 2026).
La construcción de este colchón permitirá liberarlo en fases cíclicas adversas, lo que permitiría facilitar financiación bancaria a la economía real en esos momentos.
Cuando el exgobernador de Banco de España Pablo Hernández de Cos explicó esta medida en mayo, señaló que para este colchón del 1% los bancos podrán usar los beneficios de 2024, los de 2025 y los de 2026.
Un nivel del CCA del 1% se traduce en entre 0,4 y 0,5 puntos porcentuales de capital CET en porcentaje de los activos ponderados por riesgo totales. El CCA de cada entidad se calculará como una media ponderada de los CCA de todas las jurisdicciones en que operen, siendo las ponderaciones los activos ponderados por riesgo relativos de cada jurisdicción.
Debido a esta forma de calcularlo, el impacto de construir este colchón será más grande en los bancos que tengan el grueso de su negocio en España.
Aumentar mayores exigencias de capital ante los riesgos no es algo compartido por el sector regulador, a pesar de ser decisiones del BCE. En noviembre, el presidente del Instituto de Estabilidad Financiera (FSI), Fernando Restoy, pidió durante una intervención pública un marco de supervisión europeo que esté ideado a la medida de cada banco y no tan centrado en pedir más capital.
IMPUESTO A LA BANCA
Otro elemento que afectará al capital de los bancos es el pago del nuevo impuesto a la banca, que pasa de aplicar un 4,8% fijo a un tipo progresivo que alcanza el 7% para las entidades cuyo margen de intereses y comisiones supere los 5.000 millones de euros.
De esta forma, CaixaBank, BBVA y Santander tendrán un tipo del 7% al registrar ingresos por encima de los 5.000 millones de euros, mientras que Sabadell estaría gravada por el tipo del 6% y Bankinter y Unicaja, estarían en el rango del 4,8%.
Según un informe de BNP Paribas Exane, el diseño de este tributo supondrá una rebaja en la factura fiscal que tendrán que abonar Banco Sabadell, Bankinter y Unicaja, mientras que aumentará la de los tres bancos más afectados, BBVA, CaixaBank y Banco Santander.
Durante el proceso de tramitación del gravamen, las patronales bancarias AEB y CECA rechazaron el tributo, argumentando que afectaría al crecimiento económico del país. Ambas agrupaciones empresariales afirmaron que este impuesto restará 50.000 millones de euros en capacidad de conceder préstamos.
Previsiblemente, los bancos también liberarán capital mediante un tipo de operaciones denominadas transferencias significativas de riesgo (SRT, por sus siglas en inglés), que han ido ganando notoriedad durante este año. Con estas operaciones, el banco mantiene una cartera de créditos en el balance, mientras que cede a un inversor parte del riesgo de impago.
Esto reduce el conteo de los activos ponderados por riesgo, por lo que se elevan las ratios de capital al tener un mayor peso los instrumentos que califican como capital para los bancos.
A esto hay que sumarle que varias entidades se han comprometido con sus inversores a devolverles en forma de retribuciones extraordinarios (en efectivo o con recompras de acciones) todo el capital por encima de ciertos niveles. Es el caso de CaixaBank, que devolverá todo lo que esté por encima del 12,5%, de Banco Sabadell, que devolverá todo lo que exceda el 13%; o de BBVA, que repartirá lo que supere el 12%. Santander también baraja distribuir el exceso de capital a finales de 2025, aunque en su caso no tiene marcado un objetivo concreto.
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