Crearon un entramado que generó un “círculo vicioso”, una estafa piramidal con la ayuda “inconsciente” de algunas víctimas
MADRID, 12 (EUROPA PRESS)
La Audiencia Nacional (AN) ha condenado a cuatro personas –tres de ellas familia– por formar un grupo criminal que defraudó 357.106 euros, haciéndose pasar por intermediarios de un banco chino, a más de un centenar de personas que tenían deudas bancarias y a las que ofrecían operaciones financieras que luego no llegaban a cristalizar pero por las que les exigían un dinero por adelantado.
En una sentencia consultada por Europa Press, la Sala de lo Penal de la Audiencia ha fijado en dos años y diez meses de prisión la condena más alta para la cabecilla del grupo como responsable del delito continuado de estafa y de pertenencia a grupo criminal, las mismas conductas que atribuye al resto, dos mujeres y un hombre, aunque con el castigo inferior de un año y diez meses.
La cúpula del grupo estaba compuesta por una madre, ya condenada por estafa en anteriores ocasiones, su hija y su hijo, mientras que la otra mujer, colaboradora, mediaba entre ellos y los clientes.
Aparte de las penas de cárcel, reducidas por el acuerdo con la Fiscalía tras reconocerse culpables y comprometerse a compensar –“en la medida de sus posibilidades”– a sus víctimas, los condenados afrontan por el concepto de responsabilidad civil tener que indemnizar, de forma conjunta y solidaria, a 244 personas, con unas cantidades que van desde los 360 euros hasta los 19.000.
CLIENTES DESESPERADOS POR SUS DEUDAS
Los miembros de este grupo criminal, según señalan los magistrados de la AN, “se aprovechaban de clientes desfavorecidos que se encontraban acosados por sus respectivos bancos”.
El tribunal recoge en su sentencia que los cuatro acusados delinquieron al ofrecer contrataciones de hipotecas, rehipotecas, pólizas de crédito e inversiones de alta rentabilidad conocidas como “SKR” que “nunca se llegaron a concretar”, pero como se presentaban como falsos intermediarios de un banco chino, sí que les cobraban a sus víctimas diferentes cantidades de dinero “alegando que dichas comisiones eran requeridas por la entidad en concepto de gastos de tasación, de gestión, provisión de fondos para estudio u otros”.
“Directamente o a través de sus intermediarios”, los cuatro ofrecían productos financieros muy tentadores por sus “condiciones irrisorias”, como un plazo de tiempo a pagar en la mayoría de los casos en ochenta y cinco años, y con un 1,5% de interés.
Esas condiciones creaban un “evidente atractivo” para la captación de las víctimas, dada la evidente disparidad de las condiciones de financiación que ofrecían en comparación con cualquier entidad bancaria o de crédito que operase en España”.
Con las pólizas de alta rentabilidad, la trama seducía a los afectados prometiéndoles “beneficios astronómicos”, como ganar 150.000 euros en 45 días con tan solo aportar 1.000 euros. Para la AN, el entramado generó un “círculo vicioso”, una estafa piramidal.
“BURDAS EXCUSAS”
Algunos intermediarios eran las propias víctimas, a las que ofrecían comisiones si atraían nuevos clientes, “con lo que se ampliaba el número de afectados considerablemente, dándose numerosos casos en que la misma persona era a la vez víctima y colaborador inconsciente de la trama, siendo a veces esa colaboración forzosa como único modo de recuperar lo invertido”, indica la sentencia.
El inicio del caso se retrotrae a 2011 con las investigaciones policiales del Grupo de Delitos Patrimoniales, que pudo determinar que la trama criminal había empezado a operar dos años antes en diversas partes del país, contando en cada zona con un responsable que gestionaba las operaciones de su área de influencia.
Cuando las víctimas, desesperadas, reclamaban su dinero, los acusados desplegaban una ristra de “burdas excusas”, además de varios números de teléfono de contacto o cuentas de correo electrónico a las que ninguno de ellos luego respondía.
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