MADRID, 12 (Portaltic/EP)
Las empresas españolas están haciendo grandes inversiones económicas en proyectos de transformación digital y el 85 por ciento de los directivos mantendrán o aumentarán estas partidas de cara al próximo año pese a la situación de crisis. Sin embargo, aún existe “mucho desconocimiento sobre cómo aplicar la tecnología en el día a día de la empresa”, según afirma Alfonso Abella, Managing Director & Senior Partner de Boston Consulting Group (BCG).
En una entrevista concedida a Europa Press, Abella, que ahora lidera también la división de BCG X en Iberia, con cerca de un centenar de profesionales dedicados a acelerar y potenciar estas capacidades tecnológicas de las empresas españolas para lograr sus objetivos de negocio, incide en que el 70 por ciento de los directivos reconoce no haber logrado las metas por las que realizaron las inversiones en estas herramientas y soluciones tecnológicas.
“La transformación digital no se consigue solo mediante inversión económica en tecnología, sino que buena parte del foco de la compañía se debe poner en cómo la digitalización transforma su modelo de negocio y su modelo operativo. Si nos olvidamos de eso acabamos teniendo empresas con tecnologías muy punteras, pero que no consiguen el impacto necesario para lograr una ventaja competitiva en el mercado”, afirma Abella.
Este es uno de los mantras que repite el directivo de BCG y que deja clara su vocación por ayudar a las empresas a comprender sus objetivos para después implantar la tecnología que les ayude a conseguirlos. Lo mismo ocurre con el sector del ‘software as a service’, que crece a unas tasas cercanas al 200 por ciento y que ayuda a las empresas a acceder a herramientas tecnológicas de vanguardia sin tener que hacer grandes inversiones previas en ‘hardware’.
Esto supone una “gran oportunidad”, principalmente para las pymes – no solo para las grandes empresas, sino también para las pymes que representan a la mayor parte del ecosistema empresarial español-, pero Abella destaca de nuevo la “frustración” que él y su equipo detectan cuando preguntan a las empresas con las que trabajan por el impacto que han tenido estos desarrollos. “Las compañías se encuentran inmersas en proyectos de 24 meses en los que el 90 por ciento de su esfuerzo pasa por conseguir implantar la tecnología. Al final, se dan cuenta que, después del esfuerzo, tienen una tecnología muy puntera pero no han dedicado suficiente tiempo en ver cómo deben cambiar su forma de trabajar para sacarle valor”, apostilla.
UN IMPACTO “MUY RELEVANTE” DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL
“Nosotros animamos a los clientes a que, antes de desplegar una tecnología, piensen cómo se quiere evolucionar el modelo de negocio para elegir las herramientas que puedan ayudar a eso”, sigue Abella. Entre esas herramientas no cabe duda de que estará la Inteligencia Artificial (IA), que ya está generando un impacto “muy relevante” en muchos ámbitos empresariales. En concreto, el 90 por ciento de los departamentos de desarrollo de software que están utilizando técnicas en base a IA están viendo cómo aumenta su productividad de forma importante.
El directivo de BCG explica que la Inteligencia Artificial cuenta con unas capacidades que todas las compañías deben tener si quieren seguir teniendo éxito en el mercado. Por un lado, la capacidad de personalización y adaptación a las necesidades y la experiencia del cliente o, en el mundo de las operaciones, la facultad de poder mejorar la eficiencia de los procesos productivos u optimizar las cadenas de suministro.
La consultoría ha cambiado bastante en las últimas dos décadas y BCG ha acelerado esta transformación. “Después de años desarrollando proyectos con los clientes nos hemos dado cuenta que necesitamos tener las capacidades completas para ayudar en esa transformación”, añade Abella, quien asegura que son “punteros” en el desarrollo de productos, herramientas y activos tecnológicos, que incluyen la IA en sus procesos.
En este sentido, pone como ejemplo su herramienta CO2 AI, que permite a las empresas medir de forma muy precisa la huella de carbono e identificar las acciones necesarias para optimizarla; o los productos de personalización apoyados en algoritmos y aplicados a los sectores de la banca, las telecomunicaciones o la energía para poder “extraer más valor” de la base de clientes de las empresas.
Al ser preguntado sobre las preocupaciones en torno a la Inteligencia Artificial y la protección de datos, a raíz de la llegada de herramientas como ChatGPT (el prototipo de chatbot desarrollado por OpenAI), Abella indica que, al tiempo que la IA tradicional y la nueva oleada de IA generativa está generando impactos muy positivos, es cierto que “existen ciertos riesgos que hay que gestionar”. “Nosotros tenemos una política de IA responsable muy marcada, que aplicamos a los desarrollos propios como en las implantaciones a clientes”, asevera.
Esta política de IA responsable de BCG parte de un primer pilar que es el “mapeo de los riesgos”, seguido de la “transparencia en el desarrollo de los modelos”, para evitar que se conviertan en “cajas negras” y se desconozca cómo funcionan o por qué ofrecen determinadas recomendaciones. El tercer pilar pasa por “buscar una mejora para el cliente final”, que revierta en la manera de trabajar de los empleados o el impacto social de la empresa.
LA PANDEMIA COMO UNA OPORTUNIDAD PARA LA DIGITALIZACIÓN
El confinamiento supuso “un cambio en la manera de trabajar y una oportunidad para la digitalización”. Aunque buena parte de ese cambio vino forzado por los propios clientes: “Hasta ahora teníamos que arrastrarles hacia los canales digitales y, sin embargo, ahora son ellos los que reclaman a las empresas que se adapten a estas necesidades”, detalla Abella, añadiendo que otra cosa que ha acelerado este camino hacia la digitalización ha sido el paso de una política de presencialidad de los empleados a un entorno más ágil y dinámico.
“En España en concreto esta oportunidad es más tangible para las pymes, que por su propia estructura y tamaño han tenido más complicaciones a la hora de crecer y apalancar recursos para competir a nivel internacional”, añade el líder de BCG X para Iberia, quien recuerda un estudio que hizo la consultora en la crisis de 2008 y que situaba a las pequeñas y medianas empresas españolas como “las más eficientes del mundo”. “Ahora ha llegado la digitalización y eso para las Pymes es de nuevo una oportunidad. Ya estamos viendo ejemplos muy exitosos en España, como Glovo o Cabify, que se han convertido en unicornios”, afirma.
SOSTENIBILIDAD Y RETENCIÓN DE TALENTO
Por último, el directivo de BCG ha hecho hincapié en que todo este desarrollo tecnológico está empezando a tener un impacto importante en la huella de carbono: “el mundo digital ya tiene un peso de hasta un 5 por ciento de la huella de carbono, casi el doble del sector de la aviación”. Por ello, insta a hacer un uso responsable y medir de manera precisa el consumo de CO2 asociado a cualquiera de estas tecnologías de IA.
Esto va a repercutir en la propia empresa, no solo por tener recursos más eficientes y sostenibles, sino también por la imagen que proyecta al exterior y a sus propios empleados. “Los perfiles digitales son colectivos especialmente sensibles a estas cosas. La sostenibilidad no es solo un argumento de cara a los clientes, sino también de cara al talento que quieren reclutar y mantener. Estos profesionales quieren saber que las tecnologías que están desarrollando son sostenibles, al tiempo que ayudan a resolver problemas”, asegura Abella.
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