MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
La actividad física regular y de alta intensidad en la edad adulta temprana se asocia con síntomas de trastornos del suelo pélvico en mujeres de mediana edad, según un estudio reciente realizado en la Universidad de Jyväskylä (Finlandia).
La prevalencia de los trastornos del suelo pélvico aumenta a medida que las mujeres se acercan a la menopausia. Además de los cambios hormonales, varios factores contribuyen a los trastornos del suelo pélvico, entre ellos el envejecimiento natural del tejido conjuntivo, los antecedentes reproductivos, el estilo de vida, así como factores que aumentan la presión en la cavidad abdominal.
“La actividad física tiene muchos beneficios para la salud, sin embargo, se han cuestionado sus beneficios en relación con la capacidad funcional del suelo pélvico”, afirma la investigadora doctoral Mari Kuutti, de la Facultad de Ciencias del Deporte y la Salud de la Universidad de Jyväskylä. “Aunque el ejercicio fortalece los músculos del suelo pélvico, también puede sobrecargarlos y estirarlos”, advierte.
El objetivo del estudio recién publicado era investigar la asociación de la actividad física en la edad adulta temprana y media con los síntomas de los trastornos del suelo pélvico. Los trastornos estudiados fueron la incontinencia urinaria de esfuerzo, la incontinencia urinaria de urgencia, la incontinencia fecal, el estreñimiento y las dificultades para defecar, y el prolapso de órganos pélvicos.
LOS TRASTORNOS DEL SUELO PÉLVICO SON FRECUENTES
Más de la mitad de los participantes en el estudio presentaban síntomas de trastornos del suelo pélvico. El más común era la incontinencia urinaria de esfuerzo. El estudio reveló que la actividad física actual no estaba asociada con la aparición de los síntomas de los trastornos del suelo pélvico.
“Las mujeres de mediana edad con antecedentes de deportes de competición en la edad adulta temprana eran más propensas a experimentar síntomas de incontinencia urinaria de urgencia, pero no síntomas de incontinencia urinaria de esfuerzo, incontinencia fecal, estreñimiento o dificultades para defecar, o prolapso de órganos pélvicos”, afirma Kuutti al resumir los resultados. “Además, las mujeres con antecedentes de actividad física regular eran más propensas a experimentar síntomas de incontinencia fecal, pero ningún otro síntoma de trastornos del suelo pélvico”, añade.
La concienciación sobre el impacto de los hábitos de vida modificables, como la actividad física, en la capacidad funcional del suelo pélvico puede conducir a una reducción significativa de la carga humana y a la mejora de la salud general de las mujeres de mediana edad.
“Los trastornos del suelo pélvico pueden prevenirse y rehabilitarse, por lo que no hay que ser tímido a la hora de buscar ayuda profesional”, afirma el médico jefe, el uroginecólogo Pauliina Aukee, del Hospital Nova de Finlandia Central. “Hacer ejercicio según un programa personalizado elaborado por un fisioterapeuta es seguro y eficaz”.
La investigación forma parte del estudio ‘ERMA’, en el que participaron más de 1.000 mujeres de entre 47 y 55 años residentes en la región de Jyväskylä. La actividad física anterior y actual, así como los factores demográficos (edad, índice de masa corporal, educación y carga de trabajo físico) y ginecológicos (gestaciones, paridad, estado menopáusico e histerectomía) se autoinformaron mediante cuestionarios.
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