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Kemal Kiliçdaroglu, quien fue anteriormente un burócrata, se ha convertido en la esperanza de la oposición para desplazar a Erdogan en Turquía

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El líder del CHP espera que el apoyo de partidos de todo el espectro refuerce su candidatura y no desmovilice a sus seguidores

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

El opositor Kemal Kiliçdaroglu, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), aspira este domingo a derrotar al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en una segunda vuelta de las presidenciales a la que ha llegado como candidato de unidad de una plataforma de partidos opositores que amalgama grupos de prácticamente todo el espectro político turco.

Kiliçdaroglu, de 74 años, ha logrado convertirse en la cara del mayor desafío al que ha hecho frente Erdogan durante sus 20 años al frente del país –primero como primer ministro y luego como presidente–, una carrera en la que ha pasado de ser conocido por su forma sosegada de hacer política a mantener un discurso duro con los refugiados para lograr apoyos de la ultraderecha.

El político, nacido en la provincia de Tunceli, es miembro de la minoría religiosa aleví y estudió economía y finanzas en la capital, Ankara, donde se graduó en 1971. Tras ello, empezó a trabajar en el seno del Ministerio del Tesoro, llegando a encabezar la Administración de Ingresos Públicos en 1983 y el Instituto de Seguridad Social en 1992, logrando una reputación que le llevó a ser llamado ‘Burócrata del Año’ por una revista turca en 1994, si bien se retiró de su puesto en 1999 para iniciar su carrera política.

Fue entonces cuando decidió sumarse a las filas dentro del Partido Democrático Izquierdista (DSP), si bien no logró ser incluido en las listas de la formación de cara a las elecciones de 1999 y optó por pasar a las filas del CHP –creado por el fundador de la república turca, Mustafá Kemal Ataturk, y considerado durante mucho tiempo como cercano al Ejército– a invitación del entonces líder del partido, Deniz Baykal.

En 2002 logró un escaño en el Parlamento en representación de Estambul, puesto que revalidó en 2007. Posteriormente, se presentó en 2009 como candidato del CHP a la Alcaldía de Estambul, campaña que centró en la lucha contra la corrupción y en mejorar la administración pública, si bien fue derrotado por Kadir Topbas, del Partido Justicia y Desarrollo (AKP), quien obtuvo un nuevo mandato al frente de la urbe.

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Tras ello, se presentó en 2010 como candidato a liderar el CHP después de la dimisión de Baykal a raíz de la filtración de un vídeo privado en el que aparecía en una habitación con una antigua secretaria y parlamentaria. En dicha votación fue elegido de forma unánime, tras lo que hizo bandera de la “reconciliación” y se presentó como una figura reformista frente al impulso conservador del AKP de Erdogan –a pesar de lo cual ha tendido puentes con sectores islamistas turcos–, que encabezó un proceso para alejar al país del secularismo, especialmente acentuado durante la última década.

Entre sus principales campañas ya al frente del CHP figuró su boicot al referéndum constitucional de 2010, que salió adelante en el Parlamento gracias a la amplia mayoría del AKP, y las parlamentarias de un año después, en las que su partido logró 135 escaños, 23 más que en los anteriores comicios, aunque no pudo desbancar a la formación de Erdogan, entonces primer ministro.

Las cifras fueron similares a las obtenidas por el CHP en las generales de 2015, que derivaron en un proceso de conversaciones entre Kiliçdaroglu y el AKP y posteriormente con el ultranacionalista Partido del Movimiento Nacionalista (MHP) para intentar formar Gobierno. El fracaso de estos contactos derivó en una nueva votación meses después en la que el AKP se hizo con la mayoría absoluta.

Apenas un año después, el país fue escenario de un intento de golpe de Estado que se saldó con más de 250 muertos y que llevó a Erdogan a denunciar un plan encabezado por el clérigo islamista Fetulá Gulen, antiguo aliado del ya entonces presidente y residente en un exilio autoimpuesto en Estados Unidos. En ese momento, Kiliçdaroglu expresó su apoyo al Gobierno ante la intentona, que derivó en una campaña de represión contra personas supuestamente relacionadas con Gulen que se saldó con miles de detenidos y condenados, un proceso denunciado por diversas organizaciones no gubernamentales como un intento de las autoridades de silenciar a sus críticos.

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El líder del CHP apoyó ese mismo año una legislación destinada a retirar la inmunidad parlamentaria a sospechosos de “terrorismo”, medida aprobada por el Parlamento y que supuso la detención de una decena de parlamentarios y numerosos representantes del prokurdo HDP por presuntos lazos con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado como un grupo terrorista por Ankara.

De hecho, su convoy fue objetivo de un ataque del grupo poco después en Artvin, en uno de los ataques que ha sufrido durante los últimos años. Así, en 2014 fue agredido por un hombre cuando iba a dar un discurso en el Parlamento, mientras que en 2019 sobrevivió a un intento de linchamiento tras acudir al funeral de un soldado.

Por contra, la detención y condena a 25 años de cárcel contra Enis Berberoglu, diputado del CHP, por “revelar secretos de Estado” en relación con un camión con un cargamento de armas enviado por los servicios de Inteligencia turcos a grupos armados en Siria, derivó en que Kiliçdaroglu iniciara la ‘Marcha de la Justicia’, un pulso público a Erdogan.

La marcha, que duró 25 días y en la que recorrió los 425 kilómetros que separan Ankara de Estambul, concluyó con una manifestación en la que participaron cientos de miles de personas, lo que le permitió saltar a la primera línea de la prensa internacional y le ayudó a capitalizar parte del descontento popular con las políticas de Erdogan.

LAS ELECCIONES DE 2023

En este contexto, concurrió a las elecciones presidenciales de 2023 como candidato de unidad apoyado por una plataforma de seis partidos –conocida como Mesa de Seis o Alianza Nacional– en un intento de desbancar a Erdogan. Además, el HDP optó en un inicio por no presentar un candidato y posteriormente reclamó abiertamente a sus seguidores que votaran al líder del CHP.

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El líder del CHP se presentó como una figura sin un excesivo respaldo popular, si bien la oposición apostó por él por su historial de éxito como funcionario y su perfil moderado, en contraposición a la postura de Erdogan. El propio político ha cultivado esta imagen, que ha llevado a sus seguidores a conocerle como el Gandhi turco’.

Tras quedar en segundo lugar en la votación –en la que obtuvo más de 24,5 millones de votos, lo que supuso el 44,88 por ciento de las papeletas–, Kiliçdaroglu ha endurecido su discurso para intentar lograr el respaldo del tercer candidato en liza, el ultranacionalista Sinan Ogan, y otros sectores ultraderechistas que reniegan de Erdogan.

Así, en un reciente acto de campaña prometió expulsar a “todos los refugiados” si se hace con la victoria y dijo que en el país hay “más de diez millones” de refugiados, si bien los datos de Naciones Unidas apuntan a que este número ronda los cuatro millones, entre ellos más de 3,7 millones llegados desde Siria huyendo de la guerra que estalló en 2011.

Este discurso le ha permitido recabar el respaldo del líder del ultraderechista Partido Victoria, Umit Ozdag, que ha pedido a sus votantes que le apoyen. “Si quieren que sus hijos estén seguros, que apoyen las políticas y a los políticos que enviarán a trece millones de refugiados a sus hogares en las elecciones que se celebrarán el 28 de mayo. Voten por Kiliçdaroglu”, zanjó en un reciente acto conjunto.

Este giro en el discurso podría afectar sin embargo a sus seguidores en el espectro de centro-izquierda e incluso entre los seguidores del HDP, que mantiene una agenda a favor del confederalismo democrático, la ecología y el feminismo, por lo que está por ver si el giro le permitirá rebasar a Erdogan o llevará a una desmovilización entre sus bases de apoyo que dé al traste con sus esfuerzos.


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