La vicepresidenta aspira a ser la primera mujer en sentarse en el Despacho Oval tras años de bajo perfil y un cuestionado pasado como fiscal general de California
MADRID, 21 (EUROPA PRESS)
La vicepresidenta de EEUU, Kamala Harris (Oakland, 1964), se encuentra ahora en un escenario prácticamente imposible hace un mes: desde este domingo, es la principal aspirante a la candidatura final del Partido Demócrata a la Casa Blanca tras la retirada del actual mandatario, Joe Biden. Harris se encuentra a dos pasos de convertirse en la primera mujer en convertirse en presidenta de Estados Unidos, pero delante tiene dos grandes obstáculos como son Donald Trump y sus propios compañeros del Partido Demócrata, quienes tienen cuatro semanas para decidir si apoyan por completo a Harris o por el contrario apuestan por otro candidato en la Convención Nacional del partido el próximo 19 de agosto en Chicago (Illinois).
Harris afronta esta nueva realidad desde un cargo, el de la vicepresidencia, que la política estadounidense entiende más bien como un apoyo al presidente en lugar de una voz independiente. Para hacerse una idea, solo 15 de los 49 presidentes estadounidenses entre 1789 y 2021 llegaron a la Casa Blanca desde el cargo de vicepresidente, y ocho de ellos lo hicieron tras asumir el poder desde la muerte de su predecesor.
La propia Harris, en su comunicado en el que acepta la propuesta de Biden, ya avisa que se tendrá que “ganar” la nominación y, consciente de los recelos, se compromete a hacer “todo lo posible” para unificar al Partido Demócrata. Ni el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ni el líder de la minoría del partido en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, han declarado a la vicepresidenta su apoyo explícito, y otros dirigentes abogan en su lugar por un proceso abierto.
En sus tres años en el cargo, Harris ha adquirido cierto papel de envergadura en dos aspectos: el control de la migración procedente de Centroamérica y la defensa del derecho al aborto, cuestión esta última que puede convertirse en su gran arma de cara a una posible nominación final porque la interrupción voluntaria del embarazo es uno de los grandes problemas de la campaña de Trump, enfrentado sobre esta cuestión con el ala ultraconservadora del Partido Republicano ya que el magnate neoyorquino tiene puntos de vista sobre el tema relativamente más aperturistas. El resto de su identidad política, como deja entrever el comunicado de Harris, tendrá que emerger antes de la convención de agosto.
Harris no está sola en esta carrera. A los pocos minutos de la retirada de Biden, el matrimonio Clinton le ha concedido su respaldo sin paliativos, como también varias decenas de delegados del Partido Demócrata cuyo voto será crucial en Illinois. En una carta publicada por el portal de noticias Politico, todos ellos consideran que, “como antigua fiscal, nadie es capaz de presentar mejor un caso para la democracia contra el criminal Donald Trump que Kamala Harris”. La carta está firmada por medio centenar de delegados, muy lejos no obstante de los 1.968 que necesita en Illinois para garantizar la nominación final.
UNA IDENTIDAD POLÍTICA
El pasado de Harris como fiscal, además, presenta ciertas dudas. Primero como fiscal de San Francisco (2004 – 2011) y luego como fiscal del Estado de California (2011-2017), Harris fue criticada principalmente por su inconsistencia en relación a posteriores actitudes que exhibió durante su cargo posterior en el Senado de Estados Unidos (2017-2021).
Por poner un ejemplo: Harris se describió en 2016 como la “policía número 1 del país”, en una reivindicación de sus esfuerzos en la lucha contra el crimen. En su campaña presidencial de 2019, Harris llegó incluso a solicitar una moratoria federal sobre la pena de muerte. Una vez en el Senado, Harris acabó rectificando y llegó a proponer una reforma policial tras el asesinato del ciudadano negro George Floyd a manos de un agente de las fuerzas del orden público, incidente que desató una ola de protestas en todo el país.
“Estamos ante un historial de discrepancias”, opina a la cadena ABC Robert Dunham, director ejecutivo del Centro de Información sobre la Pena de Muerte. “Hay casos en los que, como fiscal de distrito, decidió no solicitar la pena de muerte, y hay otros casos en los que ella, como fiscal general, tomó medidas que dificultaron que una persona potencialmente inocente tuviera acceso a pruebas que pudieran llegar a la verdad”.
Además, Harris también tendrá que aclarar definitivamente su postura sobre la seguridad social en Estados Unidos. Aunque en los últimos años se ha declarado rotundamente a favor de potenciar la sanidad pública, el plan que presentó durante su fallida candidatura comprendía ciertas concesiones a los seguros privados que sus críticos consideraron como demasiado beneficiosas.
ENCUESTAS POCO ORIENTATIVAS
La percepción pública de Harris como posible candidata es todavía más esquiva. Según iban aumentando las dudas sobre Biden, los medios estadounidenses han publicado cada vez más encuestas sobre un posible enfrentamiento final entre Trump y la vicepresidenta. Sin embargo, los votantes consultados siempre han contestado entendiendo esta posibilidad como absolutamente inalcanzable. Bajo esta permisa, cabe decir que la media de los sondeos previos a la retirada de Biden concedían a Harris mejores opciones para derrotar a Trump, pero mantenían al magnate en cabeza.
Un sondeo de CBS/YouGov publicado la semana pasada daba a Trump tres puntos de ventaja sobre Harris (51 a 48 por ciento) mientras que el expresidente sacaba cinco a su predecesor (52 por ciento de Trump por 47 de Biden. Sin embargo, otro sondeo de Bendixen & Amandi ponía a Harris por delante del exmandatario, con un 42 por ciento frente a un 41 por ciento, según esta encuesta publicada el 9 de julio.
Un tercer sondeo de CNN, realizado entre el 28 y el 30 de junio y, como los anteriores, con un margen de error de más menos 3,5 puntos, daba a Trump dos puntos de ventaja sobre Harris quien, con todo, sacaba mejor resultado que Biden, que perdía por seis puntos.
La vicepresidenta de Estados Unidos tiene los próximos días por delante para aprovechar el factor sorpresa y ganarse la total confianza de los delegados demócratas “para derrotar a Trump y su agenda extremista”.
El interés de Harris en ganarse la nominación a pulso es un mensaje que, además, coincide con el declarado por una de las grandes voces del Partido Demócrata, Barack Obama. El exmandatario, en su mensaje de despedida a Biden, no menciona ni una sola vez el nombre de la vicepresidenta. En su lugar, Obama habla de “aguas ignotas en los próximos días”, y deposita su confianza en que los líderes del partido” sean capaces de crear en Illinois, el estado del que fue senador, un proceso del que emerja un “candidato sobresaliente”.
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