MADRID, 7 (EUROPA PRESS)
El Ejército de Israel ha bombardeado a primera hora de este viernes nuevas “estructuras militares” supuestamente vinculadas al partido-milicia chií Hezbolá en el sur de Líbano, en pleno repunte de las tensiones tras cerca de ocho meses de combates en la frontera.
“Aviones de combate han atacado una estructura militar de Hezbolá en Yebel Razlan y estructuras militares de la organización en Ramia y Kafarkila, en el sur de Líbano”, ha dicho el Ejército en un breve comunicado en su página web, sin que por ahora haya informaciones sobre víctimas.
Según las informaciones recogidas por el diario libanés ‘L’Orient-Le Jour’, Israel llevó a cabo a última hora del jueves una serie de ataques con artillería contra los alrededores de Bustane, Dhaira, Yarine, Yibein y Alma el Chaab, en los alrededores de Tiro.
Asimismo, Hezbolá afirmó haber llevado a cabo un ataque con proyectiles contra un grupo de militares israelíes en el norte de Israel, sin que el Ejército se haya pronunciado al respecto, tal y como ha informado la cadena de televisión libanesa Al Manar, vinculada al grupo.
El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió el jueves sobre el uso de “armas cada vez más destructivas” por parte del Ejército de Israel y Hezbolá durante sus enfrentamientos y apeló a un alto el fuego. “Estos intercambios de disparos podrían desencadenar un conflicto más amplio con consecuencias devastadoras para la región”, alertó su portavoz, Stéphane Dujarric.
En este sentido, el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, advirtió el miércoles de que el Ejército israelí “está preparado para una acción muy poderosa” en la frontera con Líbano, en el marco de una visita a la ciudad de Kiryat Shmona, situada en el norte del país y objetivo de decenas de ataques con proyectiles y drones por parte de Hezbolá.
El Ejército israelí y Hezbolá –respaldado por Irán y que cuenta con un importante peso político en Líbano– mantienen una serie de enfrentamientos desde el 8 de octubre, un día después de los ataques perpetrados por el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), que se saldaron con cerca de 1.200 muertos y unos 240 secuestrados.
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