MADRID, 4 (EUROPA PRESS)
El Gobierno de Irán ha reclamado este martes al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, que “analice el historial” de Washington en materia de Derechos Humanos antes de criticar la situación en el país por la represión de las últimas protestas por la muerte de una mujer detenida por supuestamente llevar mal el velo.
“El mundo ha presenciado, en Palestina, Afganistán, Irak, Yemen e incluso en Estados Unidos, el verdadero significado de los Derechos Humanos para Estados Unidos”, ha dicho el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kanani, en un mensaje en su cuenta en la red social Twitter.
“Es preferible que Biden analice primero el historial de su país antes de dar lecciones a otros. En lugar de mostrar una simpatía falsa (con la población iraní, Estados Unidos debe retirar las sanciones a Irán, que son crímenes contra la humanidad”, ha remachado.
Las palabras de Kanani han llegado horas después de que Biden anunciara nuevas sanciones contra Irán y ha manifestado su profunda preocupación por los informes que alertan de la intensificación de la represión violenta de manifestantes pacíficos en el país, incluidos estudiantes y mujeres.
“Esta semana, Estados Unidos impondrá costes adicionales a los responsables de violencia contra manifestantes pacíficos. Continuaremos responsabilizando a los funcionarios iraníes y apoyando los derechos de los iraníes a protestar libremente”, dijo Biden, según un comunicado de la Casa Blanca.
El líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, acusó el lunes a Estados Unidos e Israel de estar detrás de los “disturbios”. “Digo explícitamente que estos disturbios e incidentes de seguridad fueron diseñados por Estados Unidos y el régimen falso y usurpador sionista –en referencia a Israel–, así como por sus mercenarios y algunos iraníes traicioneros asentados en el extranjero que les ayudaron”, afirmó.
Las protestas se han saldado con al menos 92 muertos, según la organización de Derechos Humanos Iran Human Rights. Amini fue detenida el 13 de septiembre y falleció tres días después de caer en coma tras desmayarse en un centro de detención, en medio de denuncias sobre torturas y malos tratos. La Policía ha negado las acusaciones y el presidente iraní, Ebrahim Raisi, ha prometido una investigación.
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