MADRID, 2 (EUROPA PRESS)
Un grupo de científicos de la industria y la administración, reunidos dentro del Grupo de Expertos en Probióticos de la Farmacopea de los Estados Unidos, ha publicado una serie de criterios científicos para evaluar la seguridad de los probióticos.
En décadas pasadas, la seguridad de muchos probióticos se basaba en el conocimiento de su largo historial de consumo seguro en humanos. Sin embargo, la gama de probióticos se está ampliando para incluir cepas probióticas no tradicionales, que pueden aportar beneficios para la salud pero que no suelen estar presentes en las fuentes alimentarias y no tienen un historial de uso seguro.
El documento de estos investigadores, publicado en la revista científica ‘Regulatory Toxicology and Pharmacology’, resume los marcos científicos para evaluar la seguridad de los probióticos utilizados en alimentos y suplementos dietéticos, incluida la importancia de una caracterización genómica exhaustiva.
El informe cuestiona el valor de los ensayos con animales para los probióticos destinados al uso humano. Además, examina las tecnologías emergentes para las pruebas de seguridad, así como el importante papel que desempeñan las prácticas de fabricación en la seguridad del producto final.
Los investigadores se centran en enfoques científicamente significativos para la evaluación de la seguridad. Se identifican niveles de riesgo para los probióticos, basados en la información disponible sobre el historial de uso seguro.
Para las cepas de especies reconocidas por organismos autorizados como poseedoras de un historial suficiente de uso seguro, y para las que sus genomas no muestran genes preocupantes, no se proponen pruebas adicionales.
Sin embargo, si existen genes preocupantes o no existe un historial de uso seguro, ven justificada la realización de pruebas adicionales. En este documento no se aborda la seguridad de los probióticos modificados genéticamente ni de los probióticos utilizados como medicamentos.
“La situación actual, en la que distintos países tienen criterios diferentes para demostrar la seguridad de la misma cepa probiótica, no es ideal. Este documento aboga por un enfoque normativo más armonizado de la seguridad de los probióticos, basado en principios científicos sólidos”, ha comentado Mary Ellen Sanders, responsable científica ejecutiva de la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos (ISAPP, por sus siglas en inglés) y coautora del documento.
La investigadora afirma que, aunque los probióticos en alimentos y suplementos se utilizan ampliamente y tienen un buen historial de seguridad, establecer la seguridad de cepas innovadoras puede requerir pruebas más exhaustivas antes de su comercialización.
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